¿Cómo te las arreglas para ser feliz si aún no has conseguido lo que más deseas?
¿Puedes? ¿No puedes? ¿Postergas tu felicidad hasta que lo consigas? ¿Y si lo consigues y no es como esperabas? Hablamos de eso.
Sientes un deseo tan intenso por conseguir lo que quieres, que aplazas tu felicidad hasta el glorioso momento en el que, al fin, lo logres.
¿Alguna vez has deseado algo así de apasionadamente?
Quizás, conquistar al amor de tu vida, ganar dinero con un emprendimiento, adelgazar diez kilos o completar una colección a la que has dedicado tanto tiempo…
Por el momento, no has logrado tu objetivo. Y todo indica que no vendrá tu hada madrina hoy mismo para hacer tu sueño realidad.
¿Puedes ser feliz sin haber conseguido aún lo que más deseas?
No tienes porqué. Ahora mismo puedes sentirte más contento que unas pascuas. O, si no tanto, sí puedes sentirte mucho mejor, aun sin tener lo que más deseas en la vida.
- Puedes ser feliz ahora, incluso si tu gran amor no ha llamado a tu puerta.
- Ahora mismo, incluso si tu negocio sigue sin despegar.
- Ahora, incluso si no has perdido ni la mitad de kilos que te habías propuesto.
¿Cómo? ¿Por qué?
Porque la felicidad es tan sólo una decisión
La felicidad no es una circunstancia que se da o un regalo que los dioses conceden de tanto en tanto. Quien decide si sentirse feliz (o no) eres tú y no los eventos o personas que haya alrededor.
Que consigas lo que más deseas no es ninguna garantía de felicidad. En cuanto te acostumbres a eso, sentirás una carencia diferente. Suele ocurrir.
Hay personas que nadan en la abundancia y no se sienten felices. Mientras que otras rezuman alegría a pesar de sus problemas y carencias.
Así es que, ¿qué te impide sentirte feliz?
Libérate de la impaciencia
Algunas cosas buenas llevan su tiempo. Puede que te sientas tan a disgusto en tu situación actual que no ves la hora de que cambie.
Pero la impaciencia, la desesperación porque llegue eso que tanto anhelas, no hará que ocurra antes. Si acaso, servirá para que tú lo pases mal, para que tomes atajos que compliquen la historia o para estancarte.
¿Estancarte? Sí, porque se avanza mejor con la mente despejada, que con la cabeza llena de lamentos, preocupaciones y quejas por no estar «allí», en lugar de «aquí».
Deshazte de ese equipaje y comienza a dar un paso tras otro, concentrándote en uno cada vez.
Valora cada avance
Valora cada paso que des, por minúsculo que sea. Celébralo. Estás moviéndote. ¿Ves como sí se puede ser feliz por el camino?
Que sí. Que te vas a equivocar; vas a tropezar y a ratos estarás fundido del disgusto. Pero eso nos pasa a todos. Después, te levantas, miras todo lo que llevas hecho… y sigues, sigues, sigues dando un pasito cada vez.
Ahí está tu sueño, cada vez más cerca… Y tú, llegando a él con una sonrisa.
Pero eso no garantiza que seas por siempre feliz…
___
Cuando alcances tus metas serás totalmente feliz. ¿Seguro?
Imagínate que, gracias a una lámpara o a una varita mágica, pudieras hacer realidad tus “sueños” instantáneamente.
Es una fantasía clásica, ligada a la creencia de que así seremos felices. Y, dicha felicidad, como leímos en los cuentos, se prolongará por siempre. ¿Ocurre esto en la vida real?
No siempre ocurre. No siempre que consigues una meta (o ves tu “sueño” convertido en realidad) eres feliz. Y, si lo eres, esa felicidad puede que no dure tanto como tu previste. El ejemplo lo tienes en tu propia experiencia y en el de las personas que te rodean.
¿Por qué? Pueden ocurrir unas cuantas cosas que uno no considera cuando está frotando la lámpara.
- Que el sueño convertido en realidad no sea exactamente lo que imaginaste.
- Que, materializado ese sueño, surjan nuevos deseos. Y consideres que tu felicidad no estará completa hasta que no se cumplan ésos también.
- Que el sueño materializado suponga el esfuerzo de mantenerlo y seguir trabajándolo. Cosa con la que no contabas.
- Que te acostumbres a tu nueva realidad, olvidándote muy pronto del subidón de alegría del inicio.
Desde luego, conseguir algo que deseas o por lo que has trabajado largo tiempo, es una alegría nada desdeñable. Ese momento es maravilloso, cuando se da.
Pero no tiene porqué darse, ni darse como lo has imaginado, ni durar tanto como te gustaría que durase.
Hipotecar la felicidad de un sueño hasta el momento de verlo convertido en realidad es un error. Los sueños, metas, ilusiones, objetivos (o como tú quieras llamarlos) sirven para darle un sentido a lo que haces hoy.
Los objetivos en los que te enfocas son un reflejo de tus valores y tus prioridades. Te proveen de motivación para construir la vida que quieres. Y se componen de pequeños éxitos (o fracasos) que se suman día tras día.
Tal vez te quede un buen trecho para ver cumplido al completo el sueño que tienes en mente. Quizás, cuando llegues al final no sea como imaginas. Quién sabe.
La alegría de hoy está más próxima. Si tu objetivo tiene sentido a día de HOY, celebra ese pequeño avance que te acerca a la meta. Alégrate por la parte minúscula de ese sueño que conviertas HOY en realidad.
Ésa es la propuesta: intentemos ser felices por el camino. Si resulta que al final nos espera más alegría, bienvenida sea. Y, si no, a ver quién nos quita lo gozado.
Malú dice
Nos han bombardeado tanto con la oferta de aquello que nos hará felices, que hemos idealizado la felicidad.
Hace poco he sufrido un diagnóstico erróneo, tanto que un 15% de posibilidades de vida parecía mucho.
Te puedes imaginar!!!!! Ha sido mi verano negro.
Cuando todo pasó escribí esto, http ://mujeryms .blogspot.com .es/2013/11/ es-simple.html (lo siento, no sé enlazarlo) que resume mi concepto de la felicidad.
Hoy, que sé que mi vida tiene la misma fecha de caducidad que la de cualquier mortal, es un lujo compartirlo en tu espacio, querida Casandra.
Que disfrutes a tope de estos días ( y de todos los que vendrán cargados de felicidad).
Besitos.
Casandra - TBM dice
Hola, Malú.
Muchísimas gracias por compartir ese sentimiento. Qué meses más terroríficos has vivido… Sólo me lo puedo imaginar por experiencias en la familia, que aún no terminan. Me alegro muchísimo de que ésta vaya a quedar atrás en tu caso. Qué susto, madre mía…
Coincido mucho con la descripción de la felicidad que haces en tu entrada. Es maravillosa. He podido hasta olerla y tocarla. 🙂
Y es eso que apuntas; que consideramos que la felicidad está ligada algo sublime (que, bueno, puede ser) y no vemos que continuamente está formando parte de lo cotidiano. Lo mismo nos hace falta recordar abrir los ojos más a menudo y dejarnos envolver por esas sensaciones.
Yo también espero y deseo que pases unos días felices. Supongo que, dado lo que has vivido, este cierre de capítulo tiene un significado especial para ti. Te mando besotes y me quedo muy agradecida con el mensaje implícito. Abramos los ojos y veamos que la felicidad es esto mismo.