Llevas días y días realizando una acción a la misma hora: ensayar, estudiar, pasear, meditar, hacer yoga… Lo que sea. Pongamos que es un buen hábito.
Dicen que, para que esa acción pase a formar parte de tu rutina, se precisan de tres semanas a un mes de práctica continuada. Pero eso no es nada fijo. En algunos casos se tarda más tiempo.
Entonces, la pregunta es: ¿Cómo sabes si ese hábito forma ya parte de tu rutina diaria?
Es interesante darse cuenta del momento, porque así vas conociéndote mejor y quizás esto te sirva para adquirir hábitos similares.
En Pick The Brain nos comentan 6 señales para hacer el diagnóstico. Y aquí vamos a elegir un hábito, como ejemplo, para hacer la explicación más sencilla: Levantarte temprano por la mañana.
La acción que venías realizando se ha transformado en un hábito si…
1. Ya es más natural hacerlo que no hacerlo
Antes te levantabas rayando el mediodía. Pero, después de unos cuantos madrugones, ya te sientes cómodo levantándote a las 7:00.
Es más, no echas de menos quedarte en la cama hasta las 12:00 pm.
2. Dejas de preocuparte tanto por ello
Antes tenías que poner dos o tres despertadores en puntos alejados de la cama; beber agua para que te dieran ganas de ir al baño por la mañana… y, aun así, te dormías preocupado por si serías capaz de levantarte temprano.
Ahora no hace falta. Duermes tranquilo y seguro de que te levantarás nada más sonar el despertador.
3. Ya no es algo extraordinario
Desaparece esa sensación de haber protagonizado una hazaña épica: ¡He conseguido madrugar!
Lo que llevas realizando varios días deja de ser excepcional para convertirse en algo muy natural.
4. Apenas si necesitas fuerza de voluntad o motivación
Antes madrugar te costaba un mundo. Buscabas docenas de razones para motivarte y tirabas de fuerza de voluntad cuando no te bastaban. Qué esfuerzo… Qué lucha…
Ahora madrugas «en automático«. No tienes que pensar si madrugar o no. No piensas en excusas para no hacerlo. Y dejas de armar un drama mañanero por estar despierto cuando alrededor hay gente que aún duerme.
A días cuesta más, pero ya no es para tanto…
5. Sólo dejas de hacerlo si existe una razón poderosísima
Madrugar se ha vuelto tan normal, que sólo te quedas más rato en la cama si te ha asaltado una gripe de caballo o cualquier otra cosa que te impida levantarte normalmente.
Tiene que suceder algo «raro» para que tú no estés correteando por el mundo a las 7:00.
6. Comienza a ser agradable
Madrugar deja de ser un sacrificio para convertirse en un placer. Como ya estás cómodo madrugando, empiezas a sacarle partido.
Antes no te salía muy bien, porque durabas aletargado un buen rato. Pero ahora disfrutas de ese tiempo extra: leyendo, meditando, desayunando con calma, arreglándote, etc.
Adrian dice
Cuando una acción pasa a ser un hábito habitualmente es porque disfrutas y con estos tips para saber si ya tenemos formado un hábito ayuda mucho para saber diferenciar una acción de un hábito que ya forma parte de tu vida, gran artículo!
Saludos!
Casandra - TBM dice
Gracias, Adrián.
Los hábitos, ciertamente, son grandes aliados para conseguir nuestros objetivos. 🙂