Comienzas una nueva aventura con las dudas en los talones: ¿Podré? ¿Resistiré? ¿Y si me pierdo? ¿Y si me equivoco?
Entonces, recuerdas los versos de Machado: Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Recuerdas que no se sabe lo que te espera en el camino, hasta que no estás dentro y lo vas recorriendo. Y recuerdas que así ha sido en el camino que has hecho hasta hoy.
Tú has hecho tu camino y lo seguirás haciendo, dirigiendo tus pasos en la dirección que elijas; dando uno tras otro. Cada pequeño esfuerzo te ha movido hacia delante y te está moviendo ahora.
Por el camino, como así ha sido hasta hoy, ríes, lloras, compartes tu experiencia y te haces más sabio.
Has cometido errores, muchos errores. Y sabes que los seguirás cometiendo mientras sigas moviéndote. Más se equivoca quien se queda quieto, dejando que el miedo lo carcoma poco a poco.
Tú no le dejas al miedo la última palabra. Eres tú quien decide, aunque a veces camines entre sombras. Sabes que, tras ellas, está la luz. Así ha sido en otros tramos oscuros que has recorrido. Y así seguirá siendo.
Amigo caminante, qué bueno que nos encontramos en este punto.
¿Hacia dónde diriges tus pasos?
Nadie sabe cuántas alegrías te esperan en tu recorrido. Yo espero que muchas. La que doy por hecho, de entrada, es una muy grande: la de contemplarte a ti mismo trazando tu propia senda.
Tampoco sería rara la alegría de que tus huellas inspirasen y dieran fuerza a otros, que quisieran hacer un camino parecido. Aunque eso, como lo que nos aguarda más adelante, será una sorpresa.