Personalmente, me harta que se considere el perfeccionismo como una virtud. En pequeñas dosis, como el perfume, bien podría serlo.
Superando esa dosis, el perfeccionismo pierde lo virtuoso para convertirse en una de las actitudes más dañinas para quien la muestra y para quien tiene alrededor.
Por un lado, el perfeccionismo provoca frustración e infelicidad, porque pocas veces se logra ese estándar de perfección que se persigue.
Por otro, el exceso de autocrítica daña la autoestima.
Y, además, el perfeccionismo paraliza. El miedo a no hacer las cosas bien provoca que no se empiecen.
Debido a esas razones, apuntamos ideas para combatir el perfeccionismo, todo un lastre disfrazado de virtud. ¿Las vemos?
1. Ten en mente la finalidad de la tarea
Haces muchas cosas a lo largo del día, pero no todas requieren el mismo esmero por tu parte. Unas se merecen bastante dedicación; otras, es suficiente con que queden hechas.
Así es que, cuando tengas delante una tarea, pregúntate primero: ¿Para qué hago esto?
La finalidad de la misma te ayudará a decidir cuánto esfuerzo de tu parte se merece. No todas las tareas son igual de importantes.
2. Si te dedicas a pulir detalles, que sea con una tarea importante
Al hilo con lo anterior, decide cuáles son tus prioridades; qué cosas de todas las que haces tienen más valor para tu progreso.
Y, si sientes la tentación de retocar cada detalle, dedica ese tiempo solo a las tareas de más valor.
Entretenerte en eliminar esas diminutas manchas de la bañera, por ejemplo, no aportará más valor a tu existencia ni te hará más feliz. Pero, si es el caso… ¡pule, pule!
3. Divide las tareas en pasos
Para evitar atascarte en detalles, secuencia en pasos las tareas que puedas. Así te mueves más fácilmente de un paso a otro y dejas la revisión para el final.
4. Acepta tus errores
Dales la bienvenida, porque son una constante desde que naces. Además de aprender de ellos, logran que seas más comprensivo con los errores de los demás.
Tómate los errores como una señal de que estás siendo valiente al asumir riesgos y aprovéchalos para aprender.
5. Rebaja tensiones
Es común que las personas con tendencia al perfeccionismo acumulen estrés. (La realidad es tan imperfecta…)
Si quieres aligerar tu vida de tensiones innecesarias, practica con frecuencia actividades con las que suelas relajarte (pasear, leer, meditar, cantar…).
6. Diviértete más
También es común que las personas perfeccionistas mantengan un alto nivel de autoexigencia incluso en sus hobbies y actividades placenteras.
Ve pensando en el próximo buen momento que te vas a regalar y disfrútalo sin presionarte.
7. Libérate del cliché: «todo o nada»
En especial, cuando comienzas un trabajo, proyecto o lo que sea. El resultado en algunas cosas que emprendas a veces será: «algo», «mucho» o «un poquito».
Queda la oportunidad de mejorar. Y, si no es así, ya será para la próxima.
8. Deja de buscar la excelencia; persigue la eficiencia
Hacer las cosas lo suficientemente bien es lo que cuenta, salvo que compitas en una olimpiada o algo así.
Además, muchas veces no hay una sola forma de que las cosas estén bien; no existe un único resultado aceptable, sino varios.
9. Fija un tiempo para terminar
Deja los milimétricos detalles que no te permiten dar por zanjada una actividad.
Fíjate un tiempo para terminarla, haz tu mejor esfuerzo y trata de que quede bien. Con eso basta.
10. Fija unos mínimos de calidad y para cuando los alcances
Esto es aplicable en varios escenarios. En el trabajo, se ve claro.
¿Te cuesta decirte NO a ti mismo? Inténtalo. Date permiso para parar una vez que hayas cumplido con lo importante.
11. Separa los resultados de tu persona
No dejes que te definan tus fracasos, tus problemas o tus éxitos. Una persona es más que todo eso.
12. Pasa más tiempo ejecutando que planeando
La planificación excesiva retrasa la acción. Y es esta, la práctica, la que hace al maestro, no pensar sin descanso sobre ella.
13. Sé flexible y realista
Trata de mantener unas expectativas razonables, teniendo en cuenta tus capacidades, tus circunstancias personales, la influencia del entorno, etc.
14. Compárate solo contigo mismo
Puedes inspirarte en lo bueno que hacen otros, pero no pierdas el tiempo en comparaciones inútiles, porque cada persona es única y las circunstancias que la rodean también lo son.
Enfócate en ti y en tu progreso.
.
Por supuesto, puedes pensar que todo lo anterior son opciones propias de mediocres. Si a ti te hace feliz el perfeccionismo, genial. De eso se trata: de que cada uno elija cómo quiere vivir su vida.
Luego estamos aquellos a quienes el perfeccionismo nos da alergia, porque vemos en él la actitud de quien busca la aprobación y el reconocimiento de otros, antes que el suyo propio.
Imagen de Josh Nece