La motivación hace que todo lo que tienes que hacer resulte más sencillo. Como sabes esto, has decidido alimentar ese fuego y no dejar que se apague.
Pero, qué faena… De un día a otro se ha apagado. La has perdido. ¿Y ahora qué?
Decides re-motivarte observando a quienes despliegan esa energía. Y no te sale.
Escuchas o lees discursos motivadores y no te identificas con ellos. No conectas. Todavía es peor: Te sientes más desmotivado.
Te dices que es un bache. A lo sumo durará un par de días. La cosa es que pasan esos días y no remontas.
¿Cómo vas a avanzar así, sin ganas, sin motivación?
No necesitas motivación para avanzar
Es cierto. La motivación te lo pone más fácil. Pero igual puedes avanzar en lo que haces y tener éxito partiendo con el tanque de la motivación en cero.
¡Qué rayos! ¿Acaso siempre has estado mega-motivado antes de hacer todo lo que has hecho? Seguro que no.
A veces has echado a andar sin ganas y la motivación te ha alcanzado. Te has anticipado a ella.
- No tenías ganas de estudiar y, una vez entrado en materia, has pasado un rato interesante.
- No tenías ganas de salir y, ya en la calle, te lo pasaste bien.
- Ni pizca de ganas de ir a correr y, ya puesto, has disfrutado de ese rato de ejercicio.
Vale. Vamos a suponer que no es el caso. El más difícil todavía: Además de desmotivado, te falla la fuerza de voluntad para arrancar.
¿Qué puedes hacer en ese caso? Ahí van estas tres propuestas:
1. Piensa en los beneficios.
¿Qué ganarás si haces esa tarea difícil? En lugar de volcar tu atención en las poquitas ganas que tienes de moverte, fíjate en las consecuencias positivas de hacer la tarea.
2. Sepárate emocionalmente de la actividad.
¿Te sientes tenso, cansado? ¿Quieres hacerlo bien y por eso te estás demorando?
Nada. Haz a un lado cómo te hace sentir la tarea… ¡y métete en ella! (Suena más difícil de lo que es.)
3. Divide y vencerás.
La tarea que tienes que hacer divídela en pasos muy manejables, tan diminutos como gustes. Así, cuesta menos empezar.
¿Llegará la motivación perdida? Puede ser. Mientras haces cosas es más fácil que llegue que si te quedas a esperarla.
Y, si no llega, igual avanzarás. No te preocupes. Mañana cambiará el viento y, esta vez, quizás sople a tu favor. 😉