La culpa es un sentimiento amargo que experimentamos al mirar hacia atrás con la sensación de que nuestra conducta no ha sido la apropiada.
Puede basarse en un acontecimiento real o imaginario, pero la emoción que se experimenta al evocar el hecho en cuestión puede ser lo mismo de desagradable en ambos casos.
El sentimiento de culpa es uno de los más destructivos que podemos experimentar, porque ese fantasma del pasado extiende su influencia a lo que vivimos hoy y, a veces, su efecto es paralizante.
Sin embargo, no todo el mundo se siente culpable del mismo modo ni por los mismos motivos.
Por ejemplo, hay personas que son capaces de infligir daño a otra conscientemente sin sentir culpa y, en cambio, sentirse culpables por haberse comido tres bombones a la hora del postre.
En cuanto a la intensidad también hay diferencias. Alguien puede no vivir en paz habiendo acusado en falso a otra persona, por ejemplo. Y para otro puede ser una leve incomodidad que se supere con el paso de pocos días.
Es cuando el sentimiento de culpa se convierte en una carga, cuando hemos de tomar cartas en el asunto. No sirve de nada esquivar el tema: «No quiero hablar de eso.» «No me lo recuerdes.»
Preferimos que se quede en nuestra espalda. Ahí no lo vemos, pero está y volveremos a sentir su amargura en otro momento.
Pero, ¿qué podemos hacer para librarnos de la carga?
Ideas para superar el sentimiento de culpa
1. Llámalo responsabilidad
El sentimiento de culpa se mezcla con creencias y principios personales. Juntos forman una madeja que hay que tomarse tiempo en desenredar.
¿Qué hiciste en el pasado? ¿Robaste? ¿Heriste a alguien accidentalmente? Objetivamente, ¿qué es eso que te incomoda o te tortura? Responsabilízate, si es algo de lo que te debas responsabilizar.
El hecho desnudo, sin aditamentos, te dejará ponerle un nombre: ¿error, fallo, negligencia, delito…? No importa el que sea. Es mejor así, que llamarlo a todo «culpa».
2. Acepta que eres humano
Los humanos cometemos errores continuamente. No sólo eso. También actuamos en ocasiones impulsiva o egoístamente, sin medir las consecuencias que eso puede acarrear.
Absolutamente todos cometemos errores; violamos normas y preceptos; y a veces no nos comportamos de manera íntegra y correcta.
Es loable y deseable tender a dar siempre lo mejor de nosotros mismos, pero no somos máquinas programadas para actuar siempre igual. Nos guste o no, fallaremos y perjudicaremos a otras personas cientos de veces.
Que cada uno de nosotros cargue indefinidamente con todos esos errores y faltas… ¿tiene algún sentido?
3. Perdónate
El perdón te hará libre. La palabra clave para deshacerte de la carga del pasado es ésa, únicamente ésa: perdón.
El perdón libera al «culpable» y a quien ha sido dañado. Sólo hay que trazar una línea para comenzar de nuevo, dejando atrás el dolor.
En ocasiones lleva su tiempo. Se precisa de paciencia y de compasión para concederlo; virtudes que no se conquistan en un día.
Pero la capacidad de perdonar hará nuestra vida más sencilla. Primero, aprendiendo a perdonarnos nosotros, y después, claro, perdonando los fallos de otras personas.
4. Sigue adelante
La culpa sólo hace referencia al pasado y éste ya no está.
Sentirse mal por algo que ya no existe ni se puede cambiar ha podido robarte momentos, días o años enteros. Y al pasado es preferible dejarlo ir.
Cuando has logrado perdonarte, puedes levantar la cabeza y continuar caminando. La sensación de paz que se siente es proporcional al dolor con el que se vivía anteriormente.
Por supuesto que liberarse de la culpa es muchas veces más difícil que seguir cuatro pasos y sentir un alivio instantáneo.
Requiere de paciencia y de los intentos que sean necesarios, sin perder de vista el objetivo. Eso sí, la empresa merece la pena, ¿no crees?