¿La tecnología te entretiene tanto que afecta negativamente tu productividad? ¿Te quita demasiado tiempo?
Si es el caso, quizás te convenga observar tus hábitos y decidir si es una buena idea simplificar tu vida digital.
Muchos de nosotros pasamos la mayor parte del día usando aparatos: el teléfono, el ordenador, la televisión, etc.
La tecnología está presente en bastantes momentos a lo largo de la jornada:
- Hemos de usarla en el trabajo.
- La usamos para comunicarnos con los demás.
- Nos sirve para aprender.
- Y también es un recurso para el ocio y la diversión.
Total que, entre una cosa y otra, consumimos a lo largo del día cantidad de información. Es un tiempo bien empleado, cuando esa información nos sirve.
Pero también consumimos información irrelevante, poco útil, que añade ruido, que suma estrés y que nos roba la atención que podemos dedicar a otros menesteres. Es aquí donde habría que recortar, ¿no crees?
Aquí van algunas sugerencias al respecto.
Sugerencias por si sientes que la tecnología te roba tiempo
1. Observa tus hábitos.
¿Cómo usas la tecnología a diario?
Tómate un día cualquiera simplemente para observar tus actividades cotidianas. Haz lo mismo que acostumbras otros días, sin cambios.
Esto te servirá para recopilar información. Serás consciente de en qué momentos usas la tecnología y para qué. Cosa muy útil para decidir si vas a simplificar tu vida tecnológica y por dónde puedes empezar a recortar.
2. Recorta lo más obvio.
Si identificas una actividad que es un desperdicio de atención y de energía para lo poquísimo que te aporta, intenta eliminarla o asignarle una fracción de tu tiempo.
Por ejemplo:
- el vagabundeo interminable por los vídeos de Youtube o por las noticias sensacionalistas;
- las horas de televisión dedicadas a programas insulsos,
- el tiempo dedicado a las redes sociales (no necesitas leer cada actualización que se publique)…
- Etc.
3. Limita tu disponibilidad.
No acostumbres a los demás a que vas a responder como un cajero automático, las 24 horas del día.
Establece tus horarios y responde a los mensajes, llamadas o notificaciones en los momentos del día que tú elijas (no conforme vayan llegando).
4. Haz pausas en el trabajo.
Si utilizas la tecnología durante tu laaaaarga jornada laboral, tómate descansos frecuentes para estirar las piernas, respirar y refrescar la mente. Esto es aconsejable para tu salud y para tu productividad.
Yo, que también suelo trabajar entre aparatos, hago una pequeña pausa cada hora (más o menos). Son unos minutillos en los que cierro los ojos, me estiro o camino un poco. Así me despejo para la siguiente tarea.
5. Reserva un tiempo libre de tecnología.
Cuando salgas del trabajo, descansa un poquitín de los aparatos, para dar espacio a actividades que te ayuden a relajarte y a recuperar energías.
Medita, pasea, corre, duerme, juega con los niños o con el perro, mantén una conversación sin que el teléfono la interrumpa, etc.
Disfruta de todo aquello que te encanta hacer, donde no tengas que estar atento a ningún tipo de pantalla.
La tecnología está a tu servicio. Tú decides cómo usarla para mejorar tu calidad de vida, que se supone que es la finalidad de la tecnología.
Si ves que te estresa, que te roba tiempo o, prácticamente, te tiene a su disposición, puedes agarrar la sartén por el mango y cambiar las tornas.