7 Malas lecciones de las telenovelas

Hoy hablamos de las telenovelas, que son esas historias de amores y odios intensos que se emiten por televisión y que suelen tener muchísimos capítulos.

Partamos de que son sólo eso: historias, cuya principal función no es educar sino entretener.

Además, aclaremos que todas las telenovelas no son iguales.

Las hay adaptadas a los tiempos que corren y las hay reaccionarias, dañinas, corrosivas y empalagosas, que sólo contribuyen al atontamiento de quien las ve, alimentando prejuicios añejos y creencias fantasiosas.

Refiriéndonos a las que tiran hacia el segundo tipo, vamos a señalar algunas perlas que se desprenden de sus intrincados guiones.

amor telenovelero

1. Es agotador ser tan fabulosa, pero compensa

La mujer femenina es atractiva, así se acabe de levantar, guarde reposo en el hospital o esté quitando el polvo en casa.

Siempre está maquillada, bien peinada y con la ropa idónea para lucir sus encantos: escotazos, mini-mini-falda y vestidos incrustados en su cuerpo.

¿Por qué? Porque si no los hombres no la mirarían. Andar hecha un andrajo no es nada femenino, por diorr…

Resístete al mensaje. Las mujeres no sólo valen por su apariencia, ¿o sí?

2. Si no tienes pareja, tu vida apesta

Qué tragedia es vivir condenado a la soledad, llorando amargamente, muriéndose solo en un rincón después de haber sido repudiado por ella o él…

Si has visto algún culebrón (telenovela), te habrás dado cuenta de que esta lección es muy repetida.

Sí, tener pareja es estupendo, pero la vida es maravillosa independientemente de eso.

Los solteros también pueden ser felices, porque la felicidad depende de uno mismo y no de otra persona.

3. Los celos son parte del amor

Aquí tenemos al protagonista de la historia tremendamente halagado al descubrir que la otra parte sufre el desgarro de los celos.

Qué mala leche… Uno sufriendo y la otra alegrándose (o viceversa).

Stop! Los celos están para superarlos; no para celebrarlos.

Los celos son desconfianza. Y lo que forma parte del amor es todo lo contrario: la confianza. Así me lo explicaron a mí, al menos.

4. Todo vale en nombre del verdadero amor

Si quien siente celos es el malo o la mala, eso ya le legitima para mentir, conspirar y arrollar a quien tenga enfrente. «No fui yo. Fueron los celos

Como muy suave, eso es egoísmo, aunque también lo describiría con palabras que suenan algo peor.

5. El amor verdadero es para siempre

El retrato del amor que hacen en gran parte de las telenovelas es fantasioso. No olvidemos que son un cuento largo, pero cuento al fin y al cabo.

En la vida real, se supone que el amor evoluciona, madura, crece. Pues, en las telenovelas, la pareja protagonista está permanentemente anclada al estadio del enamoramiento, sin moverse.

Los tenemos metiéndose mano, desbordando cursilería, con las hormonas revueltas, en un sinvivir emotivo de principio a fin de la historia.

Que nos aclaremos: El enamoramiento ni es amor ni dura para siempre.

6. Vive apasionadamente desquiciado

Entiéndase por «pasión telenovelera» la licencia para discutir a gritos, emprenderla a golpes a primeras de cambio, deshidratarse llorando por una chorrada o hacer todo lo anterior dentro de un coche que acabe estrellándose en un desfiladero.

Por favor, que pongan más personajes con un mínimo de inteligencia emocional y que acaben con tanta llantera y tanta violencia injustificada.

7. ¿Decir la verdad? Mejor, no

Buena parte de los líos de las telenovelas se originan en las mentiras. Mentiras malévolas o cobardes, que casi siempre terminan estallando en la cara de quien las esgrimió.

Esa moraleja es útil, pero también están ese tipo de mentiras protectoras, que se lanzan para ahorrarle daños a otro al creerlo inmaduro o débil para asumir la realidad.

Las telenovelas también se llenan de esas mentiras piadosas.

Con lo sano que sería ir con la verdad por delante en los asuntos que pueden afectar a la vida de quienes más queremos, dándoles a ellos la oportunidad de gestionar la situación en lugar de arrojarnos ese derecho.

Pues, no. En las telenovelas se miente todo el tiempo.

Esto es comprensible, porque sin mentiras no existirían estas historias tan desgarradoras. Lo que es contraproducente es aplicarse el cuento en la vida real.

 

Moraleja: Las telenovelas no son educativas ni tienen porqué serlo. Si ves alguna, deshecha los mensajes o lecciones que no te son útiles.

Imagen de Millzero Photography


Publicado:

en

por

Etiquetas: