¿Has cerrado la puerta de tu corazón debido a una mala experiencia? ¿Ha sido el dolor? ¿El fracaso? ¿El miedo?
Hay gente que teme volver a enamorarse después de haber dejado atrás una mala relación amorosa.
O, en plan menos romántico, gente que descarta la idea de hacer ejercicio o de comer más sano, porque los intentos anteriores fallaron.
Todos pasamos por experiencias dolorosas. Hay personas que las dejan atrás con más facilidad que otras. Incluso una misma persona puede curarse de las heridas que le dejó una experiencia y dolerse por tiempo indefinido de otras heridas.
Lentamente (y quizás sin ser consciente de ello) esta persona cierra la puerta, le pone un candado y hace oídos sordos cuando hay nuevas oportunidades que están llamando al timbre.
¿Dejará cerrada la puerta de su corazón para siempre? Claro que no.
Un día quitará el candado y abrirá una rendija. Lo hará:
- dejando atrás el pasado definitivamente,
- admitiendo su inseguridad,
- pidiendo ayuda, si la necesita,
- dando los primeros pequeños pasos en un terreno desconocido,
- observando que todos somos humanos con necesidades parecidas…
Su corazón estará de nuevo abierto. Y por su puerta pasarán personas deseosas de compartir cariño, inspiración, risas… Pasarán posibilidades, oportunidades de hacer cosas diferentes… Y querrán entrar.
Sólo pueden hacerlo si está la puerta abierta.
Imagen de Amarand Agasi