¿A quién no le gusta la sensación de llegar a la cama y estar tranquilo con lo que ha hecho mientras estuvo despierto?
Hablemos de cómo acabar el día con la conciencia tranquila.
A muchos nos gusta terminar así los días. Por eso practicamos dos cuestiones que propician esta paz (que sabe tan bien y hace el descanso más placentero).
1. La integridad
La integridad supone que aquello que hagamos vaya en consonancia con nuestros valores o principios. Cosa que, llevada a la práctica, es más difícil de lo que parece.
Estás siendo íntegro cuando:
- Cumples con una promesa que has hecho, si eso es importante para ti.
- Comes sano y duermes lo que necesitas, porque eso es una prioridad para ti.
- Ayudas al amigo que te llama, porque la amistad es de lo más valioso para ti.
- Compartes tiempo con tu pareja, porque es muy importante para ti.
- Te esmeras en tu trabajo/estudios, porque eso es de lo más importante.
[Son sólo ejemplos, claro está. Tú eres quien sabe qué es lo más importante para ti.]
Te cuesta más tener la conciencia tranquila cuando obras en sentido contrario:
- Valoras la honestidad, pero mientes.
- Valoras la salud, pero te atiborras a pasteles y te saltas el ejercicio.
- Es importante para ti compartir tiempo con tu pareja, pero apenas se lo dedicas.
- Valoras el progreso en tu trabajo, pero pasas el día procrastinando en lo que sale.
El problema es que, por mucho que te esmeres, algún día vas a equivocarte o a tomar una decisión que vaya en contra de tus prioridades. Cuenta con ello. Eres humano. Nadie lo hace todo perfecto, ni tiene porqué.
Y aquí es donde llega el segundo elemento que te ayuda a encontrar esa paz:
2. El perdón
Perdonar los errores que cometas no supone pasar olímpicamente de ellos y darte una palmadita en la espalda.
Si te acuestas cada día lamentándote por lo que no has hecho o culpándote por tus meteduras de pata, poca paz mental vas a tener.
Además, ¿acaso ese sufrimiento extra garantiza que nunca más vayas a equivocarte?
Suena más saludable perdonarte por tus errores del día, quedar en paz contigo y levantarte mañana con el propósito de hacerlo mejor.
Ya ves. Estas dos cosas ayudan a dormir con la conciencia tranquila: Ser íntegro y reconciliarte contigo cuando falles.
Cuestión de practicar y practicar. Yo misma me hallo en ésas y no me sale bien todos, todos los días. Cosa que no impide que al día siguiente lo vuelva a intentar.
Porque, cuando cierras los ojos, esa sensación de estar en paz es de lo mejorcito que hay. ¿No te lo parece?
Imagen: Giampaolo Macorig cc