Imagina a una persona que la mayoría del tiempo está de buen humor.
Una persona que no monta en cólera a primeras de cambio, que habla bien de la gente que conoce y que sabe cómo animar a quien tiene al lado ayudándole a ver el lado amable de una circunstancia adversa.
Lo mismo ahora estés pensando: «¡Anda ya! Esa persona no existe.»
Pues sí existe. Es un ejemplar, quizás, tan poco abundante como el lince ibérico, pero existe. Y lo mejor es que ése (o ésa) podrías ser tú o yo.
En nuestras manos está tomar el caminito «del buen rollo» o la senda «del amargado cabroncete«.
Pero, ¿vamos a estar de buen humor sólo para tener contentos a los demás?
Claro que no. Los demás que estén como les nazca. Estaremos de buen humor para nosotros mismos y, si éste se contagia, tanto mejor, ¿no te parece?
¿Se puede aprender a estar casi siempre de buen humor?
Respuesta larga: Si miramos la realidad de una manera relajada y sabemos cómo enfocar las situaciones de modo constructivo, ya está aprendido lo fundamental.
En definitiva, es un aprendizaje más; no es cuestión de «ser o no ser«…
Uno no nace siendo de una manera determinada, habiendo heredado «el genio» de la familia.
Por el contrario, uno aprende progresivamente, muy despacito la forma que tiene de ver la vida y tal aprendizaje implica un cambio continuo.
La familia nos enseña una parte, mientras vamos abriendo los ojos al mundo, y, después, durante cada día que vivimos y con cada pequeña experiencia, vamos esculpiendo nuestra forma de entender lo que nos rodea.
Lo que también es cierto es que, conforme crecemos y vamos afrontando los problemas que van llegando, tendemos a preocuparnos más y a hacernos más miedosos.
Sin embargo, en lugar de quejarnos sin descanso y dejarnos amedrentar, podemos optar por aprender a manejar nuestro conocimiento más complejo de la realidad y a tomarnos la vida con más calma. Aquí, las razones.
Respuesta corta: Sí, claro. 😉
¿Cómo aprender a estar de buen humor?
Practicando. Aquí hay una lista con lo que puede ser lo más básico:
- Atender convenientemente nuestras necesidades básicas: dormir, comer, moverse… Tratemos bien a nuestro cuerpo. Así él nos brindará más sensaciones agradables, siendo más fácil todo lo que sigue…
- Sonreír a menudo. Al principio, no importa si no hay muchas ganas… Incluso las sonrisas fingidas nos hacen bien.
- Hacer cada día algo que nos guste.
- Cultivar relaciones personales sanas.
- Ser lo más autónomos que sea posible en cada una de las áreas vitales.
Yo creo que «sólo» con lo anterior, ya está uno bien encaminado para que el buen humor se convierta en una de nuestras mejores costumbres.
Aunque puede que se me haya olvidado algún punto importante… ¿Añadirías tú alguno?
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Una respuesta a «Aprende a vivir de buen humor (permanente… o casi)»