Hoy vamos a dar unas cuantas pinceladas para diferenciar el amor genuino de un sucedáneo que a menudo intenta suplantarlo: la codependencia.
La persona codependiente deja de prestarse atención a sí misma para conceder más valor a las opiniones y la conducta de otros. Su vida gira en torno a otra u otras personas.
El codependiente es abnegado.
Sacrifica sus propias necesidades y deseos, a menudo para cuidar o satisfacer a alguien que necesita ayuda. Piensa que si se porta bien, si apoya y cuida a esa persona, ésta no lo abandonará.
En la persona codependiente se observan rasgos como éstos:
- Incapacidad para decir «no».
- Necesidad de resolver los problemas de otros y de hacerse responsable de los mismos.
- Frustración cuando los demás no actúan de la manera esperada.
- Necesidad de aprobación por parte del entorno.
- Necesidad exagerada de cariño y atención.
La codependencia está más cerca de la obsesión o la adicción, que del amor y la bondad, y es propia de personas con muy baja autoestima.
El codependiente ayuda a otra persona con ciertas «condiciones», porque espera a cambio gratitud o un determinado comportamiento. Si éste no se produce, el codependiente experimenta resentimiento y frustración.
Se puede ser codependiente hacia una persona o en un entorno determinado (por ejemplo, en la familia) e independiente en otros entornos (como en el trabajo).
Pero también puede ser que la codependencia se extienda por la mayor parte de las relaciones. Su grado puede oscilar desde lo leve a lo severo.
Superar la codependencia supone aprender a prestarse más atención a uno mismo; a sus deseos, valores, opiniones. Y esto muchas veces requiere ayuda externa, sobre todo si esa dependencia está muy enraizada.
Vivir la vida propia no es egoísta. Es lo que corresponde. Más egoísta es depender de la vida de otros, tratando de manipularlos para que cambien según nos conviene.
Con la guía adecuada, la persona terminará asumiendo que el amor es fuente de paz, de alegría; no de angustia, dependencia ni resentimiento.
Te amo porque te necesito.
Te amo porque me necesitas.
Te necesito porque te amo.
Más información y ejemplos, en estas fuentes: Auto-diagnóstico para la codependencia | Codependencia
Imagen de kelsey_lovefusionphoto
Pyhsix dice
Yo soy un gran obsesivo (y quisiera decir «era») y desde que descubrí que era como la persona definida en el texto, saqué varias cosas en claro:
Mucha gente se aprovecha al saber como eres y encima te hace sentir más culpable (junto a la culpabilidad que se atribuye uno mismo) al no lograr su objetivo.
Otra cosa es ver cómo has podido vivir tanto tiempo así y al querer remediarlo, sufrir, porque es como haber caído en la droga y estar pasando el mono o como has puesto, sentir un miedo indescriptible a la soledad.
Y otro punto es no saber como actuar, porque a veces deseas hacer algo por ciertas personas y tienes un conflicto interior con respecto a si se lo merecen como «amigos» o realmente no y es algo puntual. Pero por otro lado piensas si te está dominando el orgullo, ya que acabas algo resentido por el primer punto y estás dejando pasar las buenas oportunidades.
Así que yo, desde hace bastante tiempo, sólo hago cosas por la gente que he sabido que ha estado ahí siempre y me ha valorado, no por codependencia si no como una muestra de aprecio al haberme ayudado en momentos más duros.
Y aun así, es muy fácil volver a caer. A veces creo que es algo de lo que no te libras jamás XD espero que no…
Tus Buenos Momentos dice
Yo también lo espero, Pyhsix. Vale la pena hacer algo por alguien porque salga de corazón y no por compromiso o esperando algo a cambio.
La necesidad de ser apreciada y valorada por otros también marcó muchas de mis relaciones, hasta que le perdí el miedo a esa soledad de la que hablas. Lo que yo temía era el rechazo, pero me encontré con que era más libre.
Es verdad que hay quien juega con esa vulnerabilidad intentando generar un sentimiento de culpa. Es una manipulación de todos conocida y lo sano (aunque muy difícil a veces) es no caer en la trampa.
Gracias por tu reflexión!!