Ilusiones, expectativas y sueños los tenemos todos. ¿Qué tal si uno de ellos se concreta en un nuevo proyecto?
¿Tienes alguna idea en mente? ¿Hay algo que te gustaría hacer y que tienes aparcado? ¿Qué te impide hacerlo ahora?
Si te frena un problema de creatividad, vamos a hablar de ello para que esto deje de ser una excusa.
Primero: Recopilar información, por supuesto. Pero no sólo recopilarla, sino empaparse bien de ella para ir dándole forma mentalmente a nuestro proyecto. Enfocarlo desde distintos puntos de vista. Meditarlo. Y todo esto tranquilamente. La inspiración no llega cuando estamos tensos.
Segundo: Tratar con gente creativa. No hay que pedir su punto de vista a personas cuadriculadas que nos van a inducir al miedo y a la inseguridad.
Tercero: Manos a la obra. Hay que empezar a trabajar. La inspiración nos visitará antes si ve que estamos trabajando.
Cuarto: Continuar informándose y trabajando. Además, usar técnicas o instrumentos que alimenten nuestro espíritu creativo, como libros sobre creatividad, poesía, música barroca… Prueba hasta encontrar los tuyos.
Quinto: Arriésgate. Experimenta. Distribuye el tiempo adecuadamente. Sigue trabajando… Pero, si en algún momento te colapsas y las ideas pululan por tu mente como un puzzle de diez mil piezas sin armar, sigue el sabio consejo de Einstein: Échate una siesta.
Sexto: Confía en ti y date permiso para hacer algo realmente especial. Mira cómo tu proyecto comienza a respirar y da sus primeros pasos.
Séptimo: Dar gracias a las musas por la inspiración recibida. Si quieres, también lo puedes tomar como hizo dios en el Génesis de la Biblia. ¿Recuerdas lo que hizo el séptimo día?