Este proverbio atribuido a los griegos se usa mucho para felicitar los cumpleaños. Viene que ni pintado, especialmente si el receptor está algo “depre” por la fecha.
Pero, ¿qué hay de cierto en la frase? ¿Es sólo el típico mensaje de consuelo o realmente el amor es una fuente de juventud?
Si lo dejamos únicamente en el terreno físico, se cumple. Hay estudios con mucha solera que confirman que la práctica habitual de sexo con tu pareja tiene un efecto rejuvenecedor. Éste, por ejemplo.
No sólo por el ejercicio físico, sino porque los componentes de la pareja tratan de mantenerse saludables y “apetecibles” para su compañero/a.
Pero profundicemos hasta llegar a la esencia misma del amor, que no queda constreñido a lo que una pareja hace en su habitación.
Cuando un corazón ama siente alegría, vigor, entusiasmo… ganas de vivir, que desde luego trascienden al exterior. Nace una fuerza positiva que puede estar dirigida a tu pareja, a tus hijos o a cualquier objetivo que te apasione.
Ésa es la interpretación del autor de philosiblog y, como estoy completamente de acuerdo, no me he podido resistir a la hora de compartirla. 🙂
Cuando sientes esa chispa, te mueves y pones esa energía al servicio de la causa que se trate.
¿Qué amas? ¿Qué es lo que te importa? ¿Por qué vale la pena levantarte por la mañana?
Cada uno de nosotros puede encontrar sus pequeñas o grandes razones y ponerles corazón; el entusiasmo juvenil de quien aún desea hacer y disfrutar muchas cosas de la vida.
Imagen de Kaká