¿Dejar de fumar es sólo una cuestión de fuerza de voluntad?

La fuerza de voluntad ayuda a conquistar muchos objetivos. Pero, en lo tocante a dejar de fumar, no es el elemento más importante.

Es más, si tu única arma para dejar el tabaco es la fuerza de voluntad, lo tienes muy difícil. ¿Quieres que te diga porqué?

(1) La fuerza de voluntad es limitada

Si continuamente estás haciendo lo que más te cuesta y venciendo tentaciones, llega un momento en el que te agotas.

hombre fuerte

Necesitas gestionar bien esa fuerza con un plan, donde tengas tus propios recursos para:

  • salir airoso de situaciones complicadas (ejemplo: las discusiones tensas),
  • evitar situaciones «de riesgo»(ej.: las salidas con amigos fumadores),
  • poner en marcha hábitos saludables (como el ejercicio físico) que te faciliten la transición a tu vida saludable, etc.

¿Ves? Es cuestión de cabeza, más que de fuerza bruta.

(2) La motivación juega un papel importante

La motivación es esencial en este caso. Cualquier cosa que hagas es más difícil sin motivación. Además, como fuerza, tiene tanto tirón o más que la voluntad.

Piensa, por ejemplo, que te has enamorado de una persona. Estás dispuesto a hacer lo que haga falta, lo que sea, para que tu relación con él/ella funcione.

Eso es motivación de la buena, un deseo que te convierte en imparable. No hay obstáculo que sea lo suficientemente grande como para amedrentarte.

Imagínate que un deseo así es el que sientes por ser libre del tabaco. A pesar de la dificultad, de los momentos críticos, de los bajones y de todo lo demás, te mantienes fuerte.

Bueno, quizás en los días más difíciles sí tengas que echar mano de la fuerza de voluntad. ¿Y quién no?

Pero la mayor parte del tiempo, tu fuerza nace de las ganas que tienes de conseguirlo. Esas ganas de salirte con la tuya de no volver a fumar.

La teoría es preciosa, aunque quizás te estés preguntando: ¿Cómo llevo esto a la práctica? ¿Cómo me enamoro de mi libertad?

Ahí van estas sugerencias:

  • Mira todo lo que puedes ganar si dejas de fumar. Identifícalo, analízalo, siéntelo como si ya estuvieras viviendo así.
  • Observa cómo perjudica tu vida el hecho de que sigas fumando.
  • Piensa bien en qué es lo que te aporta el tabaco (concentración, relax, etc.) y encuentra alternativas saludables que puedan aportarte eso mismo.
  • Grábate en la cabeza que las dificultades que experimentarás al dejar de fumar son temporales. Pero los beneficios que obtendrás son para toda la vida.

Dejar de fumar es mucho más que evitar encender un cigarro más. Es todo un cambio de vida. Una vida que has de pensar cómo quieres que sea y llenarte de ganas de vivirla.

Prepara ese cambio, ilusiónate con él… No lo apuestes todo a la fuerza de voluntad. Deja que también te den fuerza las ganas de vivir de manera distinta.


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