La cita que da título a esta entrada es de Pascal, un reconocido matemático. En principio, podría creerse que tenía poco que decir acerca de la moral o la ética. Nada más lejos.
Pero el propósito de esta entrada no es dar a conocer la figura de Pascal. Es reflexionar acerca de esa proposición.
El demonio está sobre la lengua del que murmura
Ni a las espaldas, ni en voz baja
En mi opinión, la cita hace referencia a que el mal (el demonio, en la frase) se encuentra en aquellas personas que hablan mal de los demás a sus espaldas, y que lo hacen en voz baja, como ocultándose.
Ese tipo de gente que la literatura ha descrito en ocasiones como serpientes, y que la psicología lleva tiempo describiendo como tóxicas.
¿Cómo sobrevivir a este tipo de persona?
En primer lugar, teniendo los ojos abiertos. Aquellas personas que, estando contigo, hablan mal de quien no está presente, es muy probable que, cuando estén en compañía de otras personas, hablen mal de ti.
Los rumores y el hablar de los demás no es necesariamente algo malo, siempre que, después, se sea capaz de decir lo mismo a la cara de la persona criticada.
Pero estas serpientes rara vez lo hacen
Maquinan (quién sabe si consciente o inconscientemente y sin querer) el daño a las demás personas desde las sombras, diciendo que cuentan con los peores defectos a sus espaldas, pero alabando en su cara hasta la más trivial de sus virtudes, hasta un punto que roza lo absurdo.
Son personas hipócritas, sin duda, a las que hay que evitar para que no hagan mella en nuestra salud emocional.
Lo único que les salva es que son fáciles de neutralizar, puesto que, al atacarles de cara, no saben cómo responder.
Ante preguntas directas, desvían la atención. Ante las críticas, reaccionan con un miedo infantil. Y ante las amenazas o los ultimátums, se ven sobrepasados y admiten momentáneamente la derrota.
Por lo tanto, si te encuentras con una persona de este tipo, lo primero que debes hacer es alejarte de él. Y si ya te es imposible, trata de atajar el problema de cara y hablando alto y claro.
Esas dos virtudes que él no posee, le harán respetarte.
Y si, tras leer esto, crees que eres una persona de ese tipo, te recomiendo que dejes de murmurar, y hables alto y claro. Sólo así te librarás del demonio.