¡Qué vergüenza! Deseas que te trague la tierra en este momento.
¿Cómo se te ocurrió decir eso o hacer aquello? ¿Qué puedes hacer ahora para dejar de estar sumergido en la culpa, en el ridículo o en peores lodazales?
Ya que esta experiencia dramática es muy conocida para mí, te dejo apuntadas unas cuantas ideas básicas. Con suerte, cambiarán el modo en que ves la situación, que es la clave para sentirte “menos mal”.
Sí, la experiencia es dramática, por la lectura que hacemos de ella. Pero siempre podemos adoptar otra perspectiva.
Para empezar, veámoslo desde arriba.
En el mundo hay más de siete mil millones y medio de personas. (Para mayor exactitud, mira en esta página.) ¿A cuántas de ellas les puede importar el error que hayas cometido?
Vale. Dirás que a ti no te importa la opinión de todas. Solo te importa haber quedado mal con un número reducido de personas.
¿Cuántas de ellas crees que lo van a recordar dentro de un rato? ¿Y mañana? ¿Y de aquí a 20 años?
De las pocas que recuerden tu “hazaña”, ¿no ves probable que pasen página lo antes posible y sigan resolviendo sus cosas, a pesar de tu mal hacer?
Es natural. A la persona que más le importan sus humanas pifias es a ti.
Poniéndonos en lo peor, dentro de 100 años nadie recordará tu error. Posiblemente, tú tampoco.
Piensa en hacerlo diferente
¿Qué tal si, en lugar de seguir atormentándote con el error que no puedes cambiar, comienzas a pensar en lo que vas a hacer a partir de ahora?
Pongamos que la tierra te esté haciendo caso y se te esté comenzando a tragar. Te sientes atrapado o atascado.
En tal caso, quédate con el día de hoy. Si quieres un cambio (de los buenos) y seguir andando, piensa en hacer una pequeña cosa de un modo distinto.
Solo una. Así es como empieza el cambio. Y así es como dejas atrás este episodio dramático.
¿Qué te parece?
Otras entradas:
- Hasta el mejor escribano echa un borrón.
- Qué pasaría si viésemos los errores como algo positivo.
- Ideas para superar momentos embarazosos.