Diferencia entre pereza y procrastinación

Esta vez nos ocupamos de la diferencia entre pereza y procrastinación. Veremos en qué consisten los dos comportamientos.

Comencemos con la pereza, que es el más simple.

Por si acaso prefieres una explicación en vídeo, ahí te va.

Qué es la pereza

La pereza es falta de ganas de ponerse a actuar, usualmente por amor a la comodidad.

Es algo tan habitual entre los seres humanos, que todos conocemos bastantes adjetivos y expresiones para referirnos a alguien perezoso:

Es flojo, vago, holgazán, gandul, haragán, «huevón» o se está tocando los… (imagínatelo) en lugar de cumplir con sus obligaciones.

Absolutamente todos hemos sentido la pereza en nuestras carnes alguna vez, pero algunas personas la tienen tan afianzada en su personalidad que no serían las mismas sin ella.

Sin embargo, la pereza no es exclusiva de los seres humanos. Todos los seres vivos con capacidad de moverse la han experimentado.

La razón es que el organismo tiende a no malgastar energías si observa que no hay un beneficio. Es una máxima de la Naturaleza.

¿Para qué limpiar? Dentro de un rato estará todo sucio otra vez. ¿Y para qué estudio? Voy a suspender de todas formas… Imagínate el ejemplo que quieras.

El caso es que el perezoso es incapaz de ver los beneficios que le acarreará una acción.

No le compensa. Prefiere no esforzarse. Es más satisfactorio para él permanecer en la comodidad y, si hay algo que hacer, que lo haga otro.

Lo que quizás no sepa el perezoso es que va a consumir energía, tanto si se mueve como si no.

El cerebro consume el 20 % de la energía total que necesita el cuerpo y no es nada perezoso. Ese órgano tan grande que alojamos en la cabeza, buscará algo que hacer.

Quizás genere una sensación desagradable, como el aburrimiento, algún dolorcillo inoportuno, o vaya usted a saber lo que se le ocurra…

Por lo tanto, ya que el cerebro trabajará, tanto si holgazaneamos como si no, será preferible no desperdiciar esa energía y dedicarla a algo un poco más productivo, ¿no crees?

Hasta aquí, nada nuevo. Todos sabemos lo que es la pereza: evitar hacer algo que debemos o nos conviene hacer en pro de reservar energías.

pereza

Y la procrastinación, ¿qué es?

La procrastinación es una forma refinada de pereza, por no decir que tiene un nombre más atractivo. Consiste en evitar actividades que hay que hacer para sustituirlas por otras más placenteras o menos difíciles.

Si la actividad placentera que sirve de sustituta es «tocarse las narices» (holgazanear), entonces hablamos de pereza. Por lo tanto, la pereza sería una forma más de procrastinar.

Pero una persona también está procrastinando cuando elige arreglar el jardín (con el trabajo que cuesta) dándole esquinazo a una tarea más importante o que le resulta más incómoda.

Por lo general, cuanto más inteligente sea un individuo, menos perezoso será (sobre todo los individuos más jóvenes).

Así es que una conducta más «inteligente» será sustituir una acción desagradable (que no le apetece) por una acción menos desagradable, como el trabajo de jardín.

Por tanto, la persona «inteligente» hace algo.

Puede explicarse a sí misma que no ha podido hacer la tarea importante, porque estaba arreglando el jardín. Cuando, en realidad, el jardín ha sido la excusa para librarse de lo que no le apetecía hacer.

Conclusiones:

  • La pereza es algo natural que nos afecta a todos alguna vez (olvídate de que es un pecado capital).
  • La procrastinación engloba a la pereza como una opción más.

Para sacarle el mayor partido a nuestros días, cuanto menos caigamos en estas trampas tanto mejor.

El exceso de descanso (pereza) y la postergación de actividades poco agradables (procrastinación) son comportamientos con los que uno se sabotea a sí mismo.

Para practicarlos lo menos posible, hemos de aprender a elegir bien nuestros descansos.

Relacionado:


Categoría: