Anteriormente, hablamos de los pasos recomendados a la hora de pedir disculpas, en general. Y hoy anotamos unas breves pautas para disculparse por e-mail.
Ante todo, es preferible disculparse siempre cara a cara. Y, si no es posible, por teléfono.
El e-mail queda reservado como último recurso, para disculpas «menores», o bien para asuntos de trabajo, donde no es posible contactar de otro modo.
Las razones son obvias: El receptor puede que ni lea el mensaje o, si lo hace, que no capte la intención con la que hemos escrito las palabras de disculpa.
Estructura recomendable del mensaje de disculpa
➜ Discúlpate en el asunto del mensaje, preferiblemente, o en las primeras palabras del mismo. Así es más probable que la otra persona lo lea.
➜ Sé conciso y directo, dejando claro que lamentas tu error o desconsideración.
No des rodeos o intentes justificarlo con excusas de todo tipo. Así puede que logres lo contrario: remover la ofensa, sin saber qué cara está poniendo el receptor. Por tanto, limítate a lo verdaderamente importante.
➜ Explica brevemente lo que harás para enmendar el error o para solucionar el problema, si hay algo que puedas hacer.
➜ Cierra el mensaje mostrando tu cariño, aprecio, respeto o lo que proceda.
➜ Por último, relee lo escrito antes de enviarlo, intentando ponerte en el lugar del receptor, en la medida de lo posible.
Si tratas de disculparte con alguien con quien tienes una relación cercana, puedes optar por una tarjeta electrónica (como la de la imagen). Es menos frío que un mensaje seco, ¿no te parece?
Ahora toca experar a ver cómo se lo ha tomado el receptor. Dale tiempo.