Hace tiempo vi un vídeo que lanzaba ese mensaje: “No lo celebres todavía. ¡Sigue esforzándote!”
Para mí no funciona y te cuento por qué. ¿Te sirve a ti?
Evita dormirte en los laureles
Según la RAE, es esto:
dormirse alguien sobre los laureles, o en los laureles
1. locs. verbs. coloqs. Descuidarse o abandonarse en la actividad emprendida, confiando en los éxitos que ha logrado.
No lo hagas, si aún te queda batalla por delante. Es peligroso. Podrías perder todo lo que has avanzado.
Y es otras cosas, aparte de peligroso:
- Conformista, complaciente. Si te dices: “Con esto tengo. Pa’ qué más.”
- Narcisista, si el éxito efímero lo usas para alimentar tu imagen estupenda y recrearte en ella indefinidamente.
- Hedonista, cuando te encanta lo placentero de celebrar.
- O adictivo, cuando quieres más, más, otra más… Y te enganchas de mala manera. Tanto que, cuando te cae un mal golpe, te desinfla el alma.
Vaya. Las últimas se complementan. Yo sé que peco de hedonista muchas veces y que no me importa verme retratada en otros (-ista). Me da lo mismo.
Te lo digo para que agarres con pinzas mi mensaje.
Porque el de “no lo celebres” lo escuché de un marine estadounidense fuerte, valiente, muy inteligente y popular. Y yo no cuadro con esas características.
Aun así, lanzo mi contramensaje. Porque todos no nos motivamos de la misma manera. Y, si tú también te motivas más con esta…:
Celebra tus éxitos
Celebra lo que vas consiguiendo. Hazlo en proporción al logro. Con una sonrisa en tu cara, si es pequeño. Con unas vacaciones, si es grande.
Hazlo como a ti te parezca. Pero hazlo.
Se me ocurren 6 razones ahora mismo:
1. Porque la vida es HOY. Si dejas la celebración de tu logro para mañana, tal vez no puedas celebrarlo. Tú no sabes si mañana estarás aquí ni en qué condiciones.
2. Porque siempre habrá motivos para no celebrar. Siempre habrá terreno por delante: logros pendientes, limitaciones que batir, preguntas que responder, detalles que pulir.
¿Vas a demorar la celebración hasta que llegues a la perfección? Buena suerte.
3. Porque poner el acento solo en las carencias no es equilibrado ni realista. También hay logros, hay abundancia. Si no palpas eso, ¿cómo vas a utilizarlo?
Las personas que hacemos cosas fracasamos, cometemos errores. Pero otras veces acertamos y sumamos. Esa es la realidad (que yo veo).
4. Porque celebrando lo de hoy te dan más ganas de sumar. Aquí me estoy enganchando a lo hedonista y adictivo, ja, ja… Aunque, para que quede más bonito, lo llamaré: motivador.
Como sea, te dan más ganas de hacer cosas cuando ves que las que haces funcionan. ¿No es así?
5. Porque puedes compartir la alegría. Si solo quieres hablar de problemas y malos ratos, es cosa tuya.
Pero la alegría une, da fuerza y es muy bien recibida por quienes te quieren.
6. Porque puedes agradecer. Además de darte las gracias a ti mismo, por tu dedicación, puedes agradecer a los demás.
Hay muchos logros en los que están involucradas otras personas, directa o indirectamente. Quizás solo te dieron una palabra de ánimo el día que más falta te estaba haciendo.
Tú puedes corresponder, reconociendo lo bueno que pusieron ese día.
Disculpa que se me hayan ocurrido más puntos para defender la segunda postura: celebrar tus logros. Es que es la mía.
Mi objetivo no es arrastrarte a mi punto de vista, sino presentarte los dos. Ambos tienen ventajas: el de “no lo celebres” y el de “celébralo”.
Ponlos en tu balanza. Ve añadiendo pesitas a cada lado. Y quédate con lo que te sirva, que podría ser una postura intermedia. ¿Por qué no?
Gracias por venir.
Imagen de Jolanta Dyr en Pixabay.