Quizás tengas esto en común con millones de criaturas que despertarán hoy contigo en el mundo:
Querrás aprovechar el placer cotidiano. Pequeños instantes que se te crucen o que tú mismo provoques.
Preferir el placer al dolor es una tendencia natural. Pero hay diferencias a la hora de seguirla. En tu caso, ¿haces que la tendencia te beneficie?
Bienvenido a TBM. Esta entrada la escribí en 2010 y era muy flojita. La estoy reescribiendo con cosillas que he aprendido en estos años. Espero que te sirvan.
La coloco en el apartado “productividad”. Así que dejaré lo moral a un lado.
- ¿Es egoísta que pienses tanto en el placer?
- ¿No te sientes culpable por estar tocándote los bongos, en lugar de hacer algo productivo con tu tarde?
Nada, nada. Me voy a quedar con lo práctico y pedestre: la utilidad del placer cotidiano.
- Estar todo el tiempo enfocado en el placer va contra tus intereses. Porque hay momentos dolorosos que no te conviene evitar, si quieres crecer en algún sentido.
- Y, por otra parte, encauzar la tendencia te conviene. Porque, quieras que no, ahí está. Y, si tú no tomas las riendas, en cualquier momento puede sorprenderte y desbocarse por terrenos que tampoco te interesan.
En ese punto me voy a mover: en tu propia conveniencia. Aunque, naturalmente, serás tú quien decida si esto cuadra con ella o no.
¿Qué provecho puedes sacar del placer cotidiano?
Esta vez te comento 4 utilidades del placer. O, mejor dicho, de manejar tú el placer, en lugar de ser gobernado por él.
1. Canalizar el estrés
Las circunstancias empujan al agobio y el placer cotidiano puede frenar el empujón.
Elige tus placeres preferidos. Decídelos tú y hazles sitio. ¿Un hobby, tal vez?
Porque, cuando te estresas, no piensas con claridad. El impulso natural es huir del malestar tan rápido como puedas.
De ahí que puedas caer en placeres inmediatos y cómodos, que te convienen poquito (gastos locos, ingestiones masivas de chocolate… u otros).
¿Cómo comprobarlo?
Recuerda decisiones locas que hayas tomado en temporadas de presión. Momentos en los que estabas estresado y decidiste el placer que menos te convenía.
Mira cómo mejora tu sensatez cuando le das cauce a tus tensiones.
2. Minimizar la procrastinación
Al hacerle sitio a tus placeres edificantes (o como sean), estás disminuyendo la tendencia a procrastinar.
Una de las causas de la procrastinación es que el mal rato no te apetece. Pues, eso es más llevadero cuando sabes que vas a pasarlo bien.
Si está garantizada la diversión, el impulso de huir de la obligación es más flojito. Lo puedes frenar mejor.
¡Ah! Y también te distraes menos cuando estás en faena. Porque no tienes la intensa necesidad de huir de esa puñetera tarea que te está dando dolor, quién sabe hasta cuándo.
¿Cómo comprobarlo?
Observa qué disperso has estado en esas temporadas desérticas de placer. Solo trabajo. Solo misiones que no te apetecen nada… Aggg…
Tal vez, más depre, con cara de pepinillo y distrayéndote con cualquier mosca que se cruzara.
Sin tele y sin cerveza, Homer pierde la cabeza.
3. Mejorar tus relaciones
El placer une a la gente, más allá de que lo compartas en una misma experiencia.
Al hacerle sitio al placer en tus días, estarás de mejor humor. Y personas que quieran lo mismo se acercarán a ti. Estar a tu lado es un placer en sí mismo.
En cuanto a tus seres cercanos y tu convivencia con ellos, también se beneficia si tú estás de buenas.
¿Cómo comprobarlo?
Mira a qué personas atraes cuando luces una sonrisa tranquila, de satisfacción, y a quiénes atraes cuando estás con cara de mala leche.
Observa cómo mejora la convivencia con los tuyos cuando estás contento.
4. Ser feliz hoy
No tiene mucho sentido aplazar la felicidad, si puedes ser feliz hoy.
Además, también eres más productivo cuando te sientes bien.
Solo te queda elegir tus placeres para comprobarlo.
El placer puede ir de la mano con la productividad y la salud. No todo el placer mata, engorda o te condena a la inutilidad. Puedes armarte un repertorio de placeres virtuosos.
¿Qué placeres te sirven para sentirte bien y ser más productivo? Seguro que armas una buena lista.
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Muy tranquilos, ¿no?
Imagen de mohamed Hassan en Pixabay.