Dicen que los verdaderos amigos se conocen, sobre todo, en situaciones de adversidad. Ahí es donde sabes quién está de tu lado y dispuesto a darte su mano.
Lo mismo puede decirse de ti (y de mí).
Es en situaciones difíciles cuando una persona revela cómo es realmente.
En etapas tranquilas o relativamente felices es más fácil sonreír, emprender cambios o echarse la manta a la cabeza asumiendo riesgos.
Más difícil es hacerlo cuando atraviesas una crisis o un dolor que te arrastra cada vez más al fondo.
Qué menos que estar de tu lado en esos momentos… Qué menos que ser, para ti mismo, ese amigo que quiere verte resurgir.
Elige
Como el amigo, que decide si acudir o no, tú puedes elegir entre apoyarte o darte la espalda. Puedes luchar por estar mejor… o no hacerlo.
Y no. Cuando estás de tu lado, no desaparecen los problemas, los traumas, los fracasos y todas esas experiencias difíciles que encuentras en el camino. Es más, algunas de esas experiencias pueden dejar una herida profunda o incluso imborrable.
Pero tú estás de tu lado, decidido a sobrevivir y a encontrar el modo de emerger, de sobreponerte al dolor.
Como el amigo, tú eliges si esforzarte por ti o no.
… Y el esfuerzo puede valer la pena
Al amigo lo conoces en situaciones difíciles y a ti, también. En una sucesión ininterrumpida de situaciones placenteras no hubieras descubierto buena parte de tus cualidades y de tu potencial para desarrollarlas.
Y, ya que la adversidad es inevitable, te esfuerzas por salir de la experiencia fortalecido o no tan magullado.
Quizás se trate de una de esas experiencias devastadoras que dejan lecciones amargas. Pero también puede ser una de ésas que te hacen crecer, convirtiéndote en una persona más sabia, más fuerte y más capacitada para trabajar por su felicidad.
¿Trabajar? ¿Esfuerzo?
¿Estarás de tu lado para darte el apoyo que necesitas? ¿Serás un aliado, un buen amigo para ti? Tú eliges.
Imagen de B Tal