Estoy tan cansado…
Ya vimos que son muchas las razones por las que puedes sentirte así e identificar cuál es la que raíz del cansancio te ayudará a ponerle remedio.
Hoy hablamos del mal del aburrimiento, que es otro que se mete a veces en ese cajón del cansancio.
¿Y si no estás cansado, sino aburrido?
En esencia, el aburrimiento es un problema relacionado con el control de la atención. Pueden estar teniendo lugar decenas de eventos a tu alrededor y, aunque en realidad tengas energía (física y emocional) para involucrarte en alguno, no lo consigues.
Estás disperso, hasta que llega el momento que sí es capaz de capturar tu atención. Entonces, se te olvida eso que tú pensabas que era cansancio. ¿O no te ha pasado alguna vez?
Por ejemplo, recuerda algún momento en el que te sentías así, monumentalmente cansado. De repente, se presentó un amigo con un buen plan para la tarde. Saliste a regañadientes y, al ratito, estabas fresco como una lechuga, contento y feliz.
Pero, ¿no estabas que no podías ni con tu alma del cansancio?
Eso que sentías era más bien aburrimiento. Porque ese mal produce sensaciones físicas y emocionales muy desagradables. Nos deja hechos un trapo, frustrados, irritados…
Sin control de la situación
¿Quién no se cansa de vivir anclado en la monotonía? El aburrimiento, en este caso, resulta de repetir cada día un guión muy parecido al del día anterior. Crece la sensación de que estás atrapado, de que no puedes hacer lo que realmente quieres.
Es más grave el problema cuando, una y otra vez, te enfrentas a lo que no te gusta. Pero, no creas. Hasta la belleza se vuelve insípida y aburrida cuando se repite más de lo que nos gustaría.
Necesitas un cambio
Entonces, te das cuenta de que necesitas introducir algo de variedad en tu vida; algo estimulante, con lo que te sientas bien.
Quizás la situación requiere un cambio drástico de esquemas o puede que te baste con introducir algunas actividades nuevas que te devuelvan la alegría, las ganas de levantarte cada día y hagan que mires con otros ojos lo que hoy te aburre…
O, ¿quién sabe? Quizás se arregle con un simple cambio de actitud.
Conclusión: No simpliques la situación contándote el cuento de que estás cansado, cuando puedes ponerle un nombre más descriptivo: aburrimiento.
Y, ¿para qué? Para enfrentarla y recuperar lo que te falta, que es entusiasmo.
Imagen de Kaptain Kobold