Hay personas que te muestran lugares, hechos, formas de interpretar lo que ocurre… Tienes acceso a bastante información. Y, ahora, las pantallas lo ponen más fácil todavía.
El aporte de estas personas es valioso, enriquecedor. Pero no quita que tú explores por tu cuenta, que hagas tus propias pruebas, que llegues a tus propias conclusiones y, porqué no, que se las muestres a otros para que tomen contacto con lo que tú conoces.
Ahí fuera hay un mundo por descubrir.
Infinidad de cosas que ver, tocar, combinar, arreglar o empezar. Es más cómodo que otro haga lo anterior y te lo cuente. Pero te pierdes la experiencia de primera mano, que es más rica. Dónde va a parar.
No tienes porqué conocerlo todo. Creo que, a estas alturas, una vida humana no da para tanto. Lo que sí puedes es escoger entre todo lo que hay, que es bastante variado, y vivirlo en primera persona.
Los otros descubren y crean. Y tú vas a seguir aprendiendo de eso. Pero también tú vas a descubrir a tu aire, aunque sea un ingrediente novedoso que enriquece el sabor de un plato; un juego de palabras; un truco para hacer el equipaje en menos tiempo… o qué se yo.
Puede ser que otros aplaudan tu creación, porque les sirva, les inspire o les haga la vida más agradable. Nunca se sabe. Quien sí va a salir ganando, seguro, eres tú, con las sensaciones que experimentes y con todo lo que aprendas.
Para eso estás vivo. No sólo para ver a través de los ojos de otros o para consumir lo que otros piensan o hacen. No te prives de explorar por tu cuenta.