La familia, los amigos, el trabajo… ¿Cómo compaginas las áreas de tu vida? ¿Tienes alguna medio descuidada?
Si sientes un ligero remordimiento acerca de cómo estás distribuyendo tu tiempo en estos días, reconsidéralo. Quizás te ocurra como a mí; que acabes mirando la situación de otra manera. Una, más flexible.
Hasta hace poco, yo he estado pensando más en términos de equilibrio (o balance), sin salirme de ahí. Dar al trabajo un tiempo, un espacio, energía… Y lo mismo con las otras áreas.
Hasta que vine a descubrir que a mi idea le faltaba lo más importante: Flexibilidad.
¿Por qué? Porque, por bien organizado que estés, hay momentos en los que un área se erige como protagonista de una etapa (más o menos corta). Y no pasa nada por concederle más atención en ese momento.
Ejemplos: Tu relación de pareja. Te has enamorado, vas a casarte o a revitalizar la conexión con tu pareja. Y, durante esos días, lo demás pasa a segundo plano.
Otro ejemplo: Tu trabajo (o estudios). Se acercan exámenes, entrevistas o estás por finalizar un proyecto que será determinante para tu futuro. Son días en los que prestas algo menos de atención a familia y amigos. (Ellos lo entienden y te apoyan.)
Otro más, que ha sido el que me animó a hablar de esto: Tu salud. Te tomas un tiempo para centrarte en ti (en tus vacaciones, en tu recuperación…) y, en esos días, tú eres lo principal.
Provisionalmente, puedes volcarte en esa área que está precisando más atención: El nacimiento de tu niño, tu estreno en el trabajo, la mudanza… Sé flexible y date permiso para caminar “desequilibrado” durante ese trecho.
En las demás áreas, vas avanzando lo que sea posible. Y, descuida, ya volverán las aguas a su cauce. 😀
Imagen de [ Ben ]