Cuando te da por pensar en el futuro ya no ves tantas posibilidades y oportunidades como antes. Ahora se dibuja en tu mente un futuro terrible del que parece que no tienes escapatoria.
¿Es así?
Mal asunto. Al agotarse la esperanza, el estrés se dispara y el presente también se torna doloroso.
Menos mal que la zozobra no es constante. A ratos estás mejor y a ratos, peor.
Para los momentos de más claridad, si quieres, ten esto en cuenta.
Cuando crees que te encaminas a un futuro terrible
Tienes razón.
El futuro trae cosas terribles, pero no solo para ti. Cada quien tendrá su parte, si sigue viviendo.
Habrá desgracias
Perderás a personas que quieres cerca. Perderás posesiones u oportunidades de oro. Habrá enfermedades, engaños o estafas. Etc.
(Para qué ponernos el cuerpo malo enumerando catástrofes…)
No sé si tienes la sensación de que te estás buscando alguna de esas desgracias. Pero, aunque no fuera así, vivirás alguna. Las desgracias no excluyen a nadie.
Habrá fracasos
Bueno, solo los habrá si intentas hacer cosas, resolver problemas o te arriesgas para que algo bueno entre en tu vida.
Pero no entrará. No lo tendrás. Esa vez, no. Y tendrás que afrontarlo, como hacemos todos.
No fracasarás solo porque creas que cometiste la peor equivocación posible (si es el caso). Fracasarás porque todas las personas fracasamos algunas veces. (Todas las que hacemos cosas.)
Habrá dificultades variadas
Muchas, muchísimas. Lo mismo que con lo anterior, unas personas encuentran más dificultades y otras, menos.
Pero alguna habrá que no sepas resolver o que no puedas resolver solo. Habrá dificultades que te quiten el sueño unas cuantas noches, como habrá dificultades menores.
De un tipo u otro, tendrás problemas continuamente, todos los días mientras vivas. Y en esa misma realidad estamos todos.
Aunque no compartamos al calco las situaciones, pasamos por experiencias que despiertan lo mismo: dudas, inseguridades, miedo… O hasta pánico alguna vez.
La vida es un reto
Algunas personas tienen una existencia más apacible que otras. O disponen de más recursos. O tienen más oportunidades…
Es así. Y cada cual ha de resolver lo que tiene delante con lo que le toca.
Pero en el camino, mientras vas resolviendo pruebas y atravesando todo tipo de experiencias (algunas duras), te vas haciendo cada vez más flexible, más resistente y más sabio, si tú quieres.
Tienes miedo a un futuro terrible cuando lo miras a distancia, con lo que sabes ahora, con los recursos con los que cuentas ahora. Pero no sabes cómo lo vas a ver una vez que estés lidiando con la papeleta.
Lo que ocurrirá puede parecerse poco a lo que esperas o a cómo lo esperas. Y, además, tú no serás el mismo cuando suceda lo que vaya a suceder.
Tal vez, a tu “yo de hoy mismo” le cueste horrores salir adelante en el panorama negro que imagina. Pero tu “yo de mañana” tiene más información y más experiencia manejándose en tempestades de todo tipo. Confía un poco en él/ella.
Y, mientras resuelves lo de hoy, contribuyendo a hacer más fuerte y sabio a tu “yo de mañana”, ten también en cuenta que no solo te espera amargura.
No hay solo un valle de lágrimas
Hay ternura, generosidad, alegría, éxitos… Muchas experiencias felices, entre el presente y el futuro.
No todas te las tropezarás de cara. Algunas habrás de fabricarlas tú mismo, enfangándote en mil complicaciones quizás.
Y, digo yo… Puestos a elegir, ¿por qué no piensas más en cómo procurarte felicidad que en la desdicha?
¿Qué tal si le das más atención a lo que puedes hacer para estar mejor, que a lo otro?
“Lo otro” (las desgracias y demás negruras) no lo vas a evitar preocupándote. En todo caso, si puedes evitar algo es actuando.
Haz tu parte hoy, si puedes, si atinas. Y busca la manera de que tu “yo de mañana” esté fuerte para lo que le toque manejar.
Es la propuesta, por si te suena bien. Yo soy la primera en aplicármela, claro.
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Para despedirme, por si quieres explorar en sentido contrario al miedo, te dejo esta entrada:
Gracias por venir.