Hoy te encontrarás a gente que mete prisa para que contestes lo antes posible. A ellos les conviene. Pero, ¿y a ti?
No tienes que responder rápidamente, si eso va a multiplicar tus errores y el estrés diario.
¡Contéstame ya!
Hola. Soy Casandra y estás en TBM. ¿Vas a sentir la urgencia de responder a unos cuantos mensajes hoy?
Nos estamos acostumbrando a un ritmo rápido. Gracias a las comunicaciones instantáneas, hay personas que esperan que respondas a la mayor brevedad.
Ellas mismas pueden estar atrapadas por las prisas, la impaciencia y el hábito de contestar cuanto antes.
Tal vez, ese hábito esté sumando en agobio y errores en tus días. Si es el caso, considera algunas situaciones en las que decidas no darte tanta prisa en responder.
Ahí van unos ejemplos.
La gente te mete prisa
Mensajería instantánea. Hay quien espera que tú estés mirando el teléfono a cada minuto y que contestes cada mensaje que te llega. Pronto, a poder ser.
Ofertas irresistibles. El marketero te mete prisa diciendo que son las últimas unidades disponibles, los últimos días, que todo el mundo tiene ya el suyo menos tú.
– Para el carro, monada.
Y siguen: invitaciones a eventos, favores improvisados, propuestas que no ves del todo claras.
Échale un ojo a tu día y verás más situaciones en las que la gente espera que respondas en un tris.
Si, hasta cuando te insultan o te acusan, esperan una explicación rápida o una reacción que les convenza para desdecirse…
Tómalo con más calma
No siempre. Tú verás en qué situaciones.
Solo ten cuenta que la gente que mete prisa está anteponiendo sus intereses. ¿Quién vela por los tuyos?
– Espera, te contesto más tarde.
Puedes dejar de ir a sitios que no te gustan, de hacer las cosas que no quieres o de las que no estás muy convencido…
Tienes mucho que ganar si retrasas tu respuesta, especialmente cuando te urgen a responder.
Comprueba si te sirve la idea.
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Gracias por venir.
Imagen de TeroVesalainen en Pixabay.