¿Qué sientes al mirar tu cara en el espejo? ¿Es un mal rato ver tu cuerpo desnudo frente a él?
Poca gente hay que tenga un físico espectacular, sin apenas defectos. Además, poseer un porte de proporciones y medidas perfectas no es algo eterno; el paso del tiempo se encargará de ir dejando imperfecciones, incluso en los mejores cuerpos.
Centrarse en nuestras imperfecciones y obviar lo bello de nuestro cuerpo no nos conviene.
¿Por qué hemos de darle más importancia a lo negativo cuando podemos hacerlo al revés?
Sí, todos tenemos unos rasgos más atractivos que otros. Enfaticémoslos. Saquémosles partido. Así estaremos más a gusto con el envoltorio que exhibimos por el mundo; mejor nos sentiremos.
Después, podemos tratar de eliminar o atenuar esas imperfecciones que observamos en nosotros.
Dependiendo de las que se traten, tendremos distintas opciones: maquillaje, ejercicio físico, elegir ropa distinta, hacer una dieta, etc. En último extremo, la cirugía plástica.
Personalmente, no soy muy partidaria de la cirugía, pero es otra alternativa al servicio de quien la considere oportuna.
Es importante hacerlo por este orden: primero, reconocer lo bueno; luego, corregir o mejorar lo demás, si es posible.
Hacerlo al revés no parece recomendable, porque lo más seguro es que siempre encontremos algo que mejorar en nuestro cuerpo, nos centremos únicamente en eso y pasemos por alto lo que nos agrada de nuestra imagen.
No conozco a nadie que viva esclavo de la tiranía de los defectos físicos y que sea feliz.
La persona que es engullida por los complejos va de uno en otro y se pierde lo mejor de sí mismo, ¿no crees?
Hemos de ser los primeros en estar contentos con nuestra apariencia.
Quizás requiera de práctica para algunas personas, pero generar esa seguridad es importante para que no nos tambaleemos cuando otros critiquen tal o cual aspecto de nuestro físico. Porque ten por seguro que lo harán.
Tampoco confundamos la seguridad en nuestro aspecto, que llega de valorar lo bueno, con el narcisismo. La persona narcisista es en realidad una enorme acomplejada que exaltando unas virtudes trata de enmascarar las inseguridades que padece.
Mírate con cariño. Observa lo bueno que hay en ti y compártelo. No dejes que otros te acomplejen y mucho menos se te ocurra hacerlo tú solito.
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Una respuesta a «Guerra a los complejos físicos»