Descansar es necesario. Es más, totalmente imprescindible si aspiramos a una vida productiva y feliz.
El exceso de descanso, mejor descrito por la palabra “pereza”, es otra historia. Si lo tomamos de hábito, seremos menos productivos y, seguramente, menos felices.
Imagínate frente a una tarea poco apetecible. Evitar el esfuerzo y hacer algo más placentero, parece que es la opción que te hará más feliz. ¿Estás seguro?
Hay una razón por la que esa tarea está en tu lista. Quizás, se trate de una de esas tareas que necesitas terminar para seguir avanzando en un objetivo importante. Más peso tiene el argumento, entonces.
Míralo como una oportunidad
Tienes la oportunidad de actuar a tu favor; a favor de tu progreso. ¿Dejarla pasar te hará más feliz?
De acuerdo. El esfuerzo que demanda la tarea puede ser demasiado. Pongamos que extenuante. El momento de arrancar quizás suponga una odisea.
Aun así, te sentirás mejor canalizando ese esfuerzo hacia tus intereses: Poniéndote de una vez con la tarea y terminándola. Mucho mejor que distrayéndote en un placer cualquiera y dejando que la tarea te persiga durante ese tiempo.
Hazte un favor: Ponte manos a la obra con lo que decidiste hacer. Superado el momento incómodo del inicio, el esfuerzo tiene otro sabor.
Seguramente, te preguntarás porqué le diste vueltas al momento de empezar con la tarea. Incluso verás lo dulce que se torna el esfuerzo cuando estés a punto de terminarla.
Por tu interés, por tu satisfacción, por el placer de sentirte productivo, levántate y deja hecho lo tuyo.
Después, compara qué te hace más feliz, si la pereza o la sensación de logro. Y tenlo en cuenta la próxima vez que puedas elegir entre una y otra.