Es incómodo dejar un herror al paso. Hace daño a la vista. Estresa. ¡Qué insoportable es!
Pero, si dejas este sin corregir, verás que no pasa nada.
Resístete HOY a dejar un error menor sin corregir
Mi herror del título es una aberración lingüística que provocaría dentera a un perfeccionista escrupuloso con la ortografía.
Entre las señales que delatan cuán perfeccionista es una persona (o tú mismo) está la incomodidad que sientes cuando dejas que un error se escape vivo.
Molestan las haches mal puestas. Que las cosas no estén en el lugar donde deberían estar. Que quien te esté hablando se haya abotonado la camisa coja.
– ¿Quieres vestirte bien, por favor? No puedo concentrarme en lo que estás diciendo.
Quienes tenemos una tendencia muy marcada al perfeccionismo, podemos usarla como una fortaleza y seguir empleándola en trabajos que requieran esmero.
Y podemos ensayar otras conductas, como la de dejar que los errores intrascendentes se escapen vivos, para rebajar el estrés de ver las minucias mal hechas.
Porque, si eres muy perfeccionista, donde sea que mires hoy verás cosas hechas, dichas o escritas que no son como “deberían” ser.
Tú mismo vas a cometer errores (o herrores, incluso). Tantos más, cuantas más misiones cotidianas abarques.
¿Qué pasará hoy si no dejas que se escape ni un solo error con vida?
- El día tendrá más estrés y trabajera. Hay demasiada minucia que corregir constantemente.
- Avanzarás menos. Gastarás una energía preciosa en errores menores, que estaría mejor invertida en misiones mayores.
- Las personas también estarán tensas a tu lado. Porque saben que, en cuanto se equivoquen, ¡zasca!
¿Es superior a ti? ¿No puedes evitarlo? ¿Sientes la compulsión irrefrenable de enmendar los herrores que hacen que te duelan los ojos?
Si eso crees, atrévete a comprobar lo contrario. No pasará nada si dejas el error vivo o si hasta te ríes de tus humanas inexactitudes de hoy.
Atención: Borraré este post si la RAE me denuncia por mi crimen ortográfico. Pero me da a mí que no se desgastan por todos los herrores que mancillan sus ojos a diario. ¡Imitemos a la RAE!
Otras entradas:
- El perfeccionismo en el trabajo, 10 dificultades añade.
- Hecho es mejor que perfecto. ¡Termina pronto!
- Los errores no te desmotivan.
Gracias por venir.
Imagen de Lorenzo Cafaro en Pixabay.