Nos acostumbramos a ejecutar nuestra rutina de la mañana con prisas. Salimos de la cama. A eso le siguen las mismas actividades de todos los días, hasta que nos hallamos arregladitos y bien despiertos frente a la misión que nos toque.
Nada que objetar. La rutina es cómoda y eficiente. Pero desgasta que todos los días terminen pareciéndose. Además están las prisas, que hacen que nos movamos sin prestar atención a los detalles.
Este día nos parece un calco del día anterior. Y no lo es. Nuestra historia se escribe un día tras otro. Sin darnos apenas cuenta, cada día vamos aprendiendo y transformándonos. Se hace bueno el refrán: “No te acostarás sin saber una cosa más.”
Sería estupendo darnos cuenta de ese pequeño cambio. Mejor todavía, poder enfocarlo en la dirección que creamos oportuna. Aunque mucho me temo que esto es difícil, si vamos corriendo desde que salimos de la cama.
Unos instantes de enfoque insertados en la rutina
Hace tiempo que incorporé a mi rutina matinal un buen rato de ejercicio físico en el exterior. Es cierto que cuando te mueves rápidamente “por fuera” también lo notas “por dentro”: Más corres, más te estresas.
Pero el ejercicio físico es una excepción y, más aun, si lo realizas en espacios naturales. El efecto calmante está ahí para quien lo quiera constatar. La mente se tranquiliza y brinda la ocasión de centrarse: ¿Qué quiero hacer hoy? ¿En qué me voy a fijar?
Lo mismo pueden contarnos quienes tienen incorporadas en su rutina mañanera actividades como el yoga, la meditación o un simple paseo tranquilo con el perro.
La mente se despeja, se relaja. Y, a continuación, estas personas están en condiciones de plantearse qué es lo que quieren hacer con el día que tienen por delante.
Porque todos nosotros, relajados o crispados, vamos a vivir experiencias durante el día de las que podemos aprender. Tendremos oportunidades para realizar pequeños avances (o grandes). Y, seguramente, también nos llevemos alguna sorpresa.
Por mucho que se parezca este día a otros, habrá diferencias, como las ha habido desde que nacimos.
Yo creo que vale la pena tomarse unos instantes al inicio del día para abrirse a las oportunidades que surgirán en las próximas horas.
Unos instantes de calma “por dentro”, que nos sirvan para decidir el rumbo del día o para estar receptivos a lo que nos interese aprovechar.
Imagen de seyed mostafa zamani