¿Habrá algo peor que estar falto de sueño toda la semana y tener que madrugar en domingo?
Vale, sí, hay cosas peores. Pero esta no está siendo maravillosa para ti (a día de hoy). ¿Cómo puedes manejarla?
Te dejo unas palabras que le dedicaría a mi “yo joven”, que no tenía la costumbre de madrugar. Si quieres, sírvete alguna apreciación en tu caso.
Las personas cambian
Las personas cambian y, más aún, si se proponen cambiar. Y, al cambiar ellas, también cambia su interpretación de la experiencia.
Ahí donde te ves, puede ser que un día te encante madrugar. O, si no tanto, que madrugues sin odiarlo al extremo.
Si sigues dando guerra, no tienes la certeza de cómo será tu vida de aquí a unos años. Quizás en un futuro pienses distinto o consideres cambiar para adaptarte a las circunstancias de entonces.
Míralo así. La maldición del “domingo estropeado” no tiene porqué durar para siempre.
La cosa cambia cuando no te imaginas que vas a estar tooooda tu vida sufriendo madrugones en domingo. Quédate en esta vez, en UN domingo.
No es madrugar. Es el motivo por el que madrugas.
Hay distintas eventualidades que pueden sacarte de la cama más temprano de lo que acostumbras los fines de semana (mudanzas, cursos, visitas, etc.).
Algunas pueden parecerte odiosas. Eso hace que te sea más difícil salir de la cama temprano… ¡un domingo!
Pero saldrías con gusto, incluso si no hubieras dormido apenas, si lo que te esperase fuera agradable.
¿Cómo puedes usar esto? Dándole un significado distinto al madrugón.
Conecta la experiencia de madrugar con un motivo importante para ti, como, por ejemplo, mejorar tu formación o cuidar de ti o de los tuyos.
Y lo último seguro que lo has comprobado.
El principio es lo peor
Los primeros instantes hasta llegar al cuarto de baño o a la cocina son los peores.
Una vez que estás envuelto en lo que sea que hagas, disminuye el malestar. O va disminuyendo conforme avanza el día.
Recuérdatelo cuando te asalte el pensamiento: “Tengo que madrugar el domingo. ¡Qué mal! ” Será menos duro de lo que te parece (afortunadamente).
__
Eso es lo que le diría a mi “yo joven” para que le costara menos asimilar el domingo excepcional. (Qué lástima que esas cosas no puedan hacerse.)
Y, además, que superando este tipo de situaciones excepcionales se aprende a transitar por lo incómodo. Haciendo siempre lo mismo se aprende poco.
Entradas relacionadas:
- 7 Ideas para disfrutar del domingo.
- 3 Propuestas para planear un fin de semana que disfrutes.
- Es domingo. Prepárate para la semana.
Gracias por leer.