Te levantas pensando que vas a hacer ciertas actividades o tareas. Pero, cuando anclas tus posaderas en el sofá o en el sillón, se te quitan todas las ganas.
¿La falta de ganas o la pereza son los verdaderos obstáculos?
Desde luego, es bastante perezoso llegar a una conclusión rápida: Hoy estoy vago. O, peor todavía: Así soy yo: vago.
Pero, si quieres empezar a hacer cosas, esa excusa no sirve. A menudo, la pereza no es la explicación. Está señalando otro obstáculo. ¿Cuál? Mencionemos algunos.
- Que tu cuerpo y tu mente necesitan descanso o diversión, en caso de que hayas estado esforzándote a piñón fijo últimamente.
- Que no le ves aliciente a hacer las actividades que te están esperando.
- Que falta planificación.
- Que le estás dando demasiadas vueltas a empezar.
Decir que tienes un día vago no explica lo que está ocurriendo. Estar cansado, por ejemplo, es una situación que demanda una respuesta distinta a la de no saber por dónde empezar, porque la tarea es compleja.
Identifica el obstáculo real
A ver, barajemos respuestas para cada uno de esos cuatro obstáculos de arriba. Son ideas, sólo eso.
• Estás muy cansado. La solución para ésta puede ser dejar el trabajo o hacer cuatro cositas esenciales y darle prioridad al descanso.
• Falta motivación. No ves que sean graves las consecuencias de NO hacer lo pendiente. Y tampoco le ves una gran ganancia a terminar esas tareas.
¿Qué puedes hacer? Date razones. Encuéntralas. Busca la inspiración en lugares, personas… o en el simple placer de quitarte las tareas de encima. Para eso eres creativo.
• Falta planificación. No sabes por dónde meterle mano a lo que tienes delante. Quizás hablamos de un montón de tareas o de una sola, muy pesada.
¿Qué puedes hacer? Poner orden. Quedarte con lo esencial y secuenciarlo en pasos. Y, si es una sola tarea difícil, lo mismo: divide y vencerás.
• Piensas demasiado. Anticipas la pesadez y todas las malas sensaciones que sufrirás cuando te pongas manos a la obra.
No, no es tan terrible. Es peor el remordimiento que te ronda: Debería estar haciendo esto y heme aquí, perdiendo el tiempo.
¿Qué puedes hacer? No pensar en el principio de la tarea, sino en el final, en el gustazo de respirar tranquilo habiéndote quitado de en medio la faena. ¡Y arriba!
Lo llaman “PEREZA” cuando quieren decir… ¿qué?
Como ves, “pereza” es una etiqueta muy vaga. (Es lo suyo.) 😆
Si quieres ponerte en acción en esos días en los que el sillón amenaza con engullirte, identifica el obstáculo real.
Hemos visto sólo cuatro. Pero pueden ser otros: un problema de salud; el entorno, que no apoya en lo más mínimo; el deseo de hacer un trabajo perfecto; un mal hábito que es esté interponiendo, etc.
Da con el verdadero escollo, para que las ideas que pongas en marcha sean más efectivas. ¿Qué te parece?