Si tu trabajo se desarrolla al aire libre, responderás que sí. Eres más productivo cuando no caen chuzos de punta ni te fríes por el calor, seguramente.
Ahora, cuando hablamos de una ocupación que se desarrolla de puertas adentro, la cosa varía.
- De un lado, encontramos a personas a quienes no les afectan lo más mínimo las condiciones meteorológicas.
- En el extremo opuesto, a aquéllas para quienes sí es un factor que incide en su productividad.
- Y, digamos que en medio, están todas esas personas que a lo largo del año padecen la conocida depresión estacional y pasan una rachilla más dificultosa (que queda atrás en unos días).
¿Cuál es tu caso?
Si el tiempo que hace ahí afuera te afecta, ¿dirías que eres más productivo durante los días de sol y temperatura agradable o en los más fríos y desapacibles?
Ninguna de las dos opciones está equivocada.
Hay estudios al respecto que prueban que, para la mayoría de la gente, los días agradables y soleados son ideales para aumentar su ritmillo productivo.
También los hay que dicen justo lo contrario. En la Harvard Business School, valga la muestra, opinan que en los días de buen tiempo uno se distrae más que en los que son grises y húmedos. Éstos, por tanto, pintan ser ideales para concentrarse.
Tú dirás con qué te identificas más.
Colorea los días grises
En mi caso, soy mucho menos productiva en los días fríos y grises. Me levanto de peor humor y ahí es donde encuentro la causa de mi falta de rendimiento (la de ese día… y la de los posteriores días grises).
Arranco «floja». De ahí que el día me cunda menos y que, cuando llegue otro día del estilo, me haya acostumbrado a la copla: — ¿Otra vez lloviendo? Qué asco…
Si te pasa algo parecido a esto, puedes probar a darle la vuelta, en lugar de resignarte a que cada día invernal sea «infernal».
¿Cómo? Con ideas simples:
- Vistiéndote de colores animados.
- Añadiendo más luz a tu lugar de trabajo (si te es posible).
- Decorando, pintando o arreglando tu sitio de manera que te sientas muy a gusto en él.
- Disfrutando de los ratillos en los que no llueve para salir a tomar el aire.
- Etc.
Conclusiones:
- Todos tenemos días más productivos que otros, llueva o haga sol.
- A unas personas les influyen las condiciones meteorológicas más que a otras. Y a cada una le afectan de manera distinta.
- Si los días grises o soleados impactan de manera negativa en tu productividad, puedes «jugar» con el entorno para aminorar el efecto. Muchas veces, ¡funciona!