Si intentaste dejar de fumar anteriormente y fracasaste, ¿qué es lo que te ha quedado de la experiencia?
¿Culpa? ¿El convencimiento de que fuiste débil o muy tonto como para volver a caer en lo mismo?
Borra eso a no ser que te sirva para motivarte de nuevo, cosa que quizás no resulte.
En lugar de quedarte con lo malo, prueba a prestar atención a lo bueno que sucedió. ¿Cómo que no lo hubo?
- Te atreviste a intentarlo. (Por desgracia, hay quien no se atreve hasta que es demasiado tarde).
- Te esforzaste… ¡y aprendiste!
- Te pusiste a prueba y saliste victorioso en un puñado de ocasiones en las que aguantaste sin fumar.
Recuerda todas esas situaciones y extrae la lección que te dejaron. Ningún intento es inútil.
Y, si te funciona recordar los fallos, hazlo cuando estés metido en un nuevo intento. Presta atención a todo ese esfuerzo que invertiste (esta vez y las anteriores).
Revive los momentos más duros y ese sentimiento de impotencia cuando volviste a caer. Seguro que te ayuda a mantenerte firme esta vez.
¡Ánimo!