Admitamos que el conocimiento es poder y que, quien más sabe, más oportunidades tiene para expandirse. También que, quien es curioso respecto a lo que desconoce, puede descubrir cosas nuevas que enriquezcan su vida.
¿Eso quiere decir que seremos más felices cuanto más sepamos?
Para mí, no. Sin pudores que valgan, te confieso que soy una ignorante en determinadas cuestiones; que no me importa serlo; y que no me siento más infeliz que otro, que sí tiene conocimiento de ellas.
Magia de cualquier color, productos milagrosos, marcas de neumáticos con mayor adherencia, vida privada de famosos y famosetes, etc. Hay muchos temas en los que paso de largo.
¿Por qué?
1. Por una cuestión de tiempo: El día tiene una cantidad de horas limitada. Y, si tengo que elegir, prefiero aprovechar el rato que tenga para conceder mi atención algo que me vaya a ser de algún provecho (así sea sólo para echar unas risas).
2. Por tranquilidad: Estar con las antenitas preparadas para captar y prestar atención a todos los mensajes que recibimos a diario es extenuante y muy estresante.
3. Porque dirijo mi atención hacia lo que sí me importa: Avanzo más, disfruto más y, sí, soy más feliz dejando fuera de mi vida aquello que apenas me aporta algo de valor. Cotilleos y malos rollos, ¿quién los quiere?
Decide tú con qué te quedas
Después de echar un vistazo, he decidido mantenerme ignorante en algunas áreas del saber y, también, recortarle a ciertas noticias de actualidad o entretenimientos que me resultan repetitivos o crispantes.
Dirijo mi curiosidad hacia lugares donde sospecho que puedo encontrar algo interesante (para mí).
Dejo para el final la anécdota que me impulsó a escribir esta entrada:
Ayer mismo, mi hermana compartió conmigo unas cuantas canciones de ésas que están sonando en las emisoras de moda.
Decir que no me gustaron es quedarme corta. Me pareció una «música» tan machacona, aburrida y estridente, que sentí ganas de volarme los tímpanos.
¿Qué harías tú en una situación así? Suponiendo que esta tarde tienes un ratillo para escuchar música, ¿lo dedicas a ver si puedes tomarle el gusto a una música que te resulta vomitiva?
Yo no. Para cuando se lo encontrara, ya se habría convertido en música clásica. Con la pequeña aproximación que tuve, me sobra.
Si tú decides probar un poco más por si te convence, genial. 😉
Explora, disfruta de tus hallazgos y profundiza en lo que te sirva. Da igual si tus opciones y las mías son distintas. Con que a cada uno de nosotros nos aporte lo que buscamos, el tiempo empleado vale la pena, ¿no crees?
Imagen de Ed Yourdon