Cómo salirte de una sesión de chismes

A veces, pasa. Estás hablando con uno o varios amigos y la conversación deriva hacia las andanzas de un tercero. Te ves envuelto en los chismes:

¿Te has enterado de que Fulanito va a divorciarse? Al parecer, se enteró de que su mujer le ponía los cuernos.

Y, quizás, después de Fulanito y su señora, pillan repaso unos cuantos más.

El cotilleo, en sí, no tiene porqué ser una actividad nociva. Gracias al cotilleo, uno conecta con otros, se entretiene, descubre información que le sirve o incluso la oportunidad de echar una mano a quien la necesite. (Puede haber alternativas mejores, pero bueno…)

Lo fastidioso, para mí, es cuando se habla de alguien que no está presente para ponerlo verde, esparcir rumores, burlarse de él/ella, alegrarse de su mala suerte… y motivos así. Aunque no participe en la conversación, me siento mal conmigo cuando me veo envuelta en ese juego.

malas caras

Si a ti te pasa lo mismo, ¿qué haces para salirte del cotilleo?

Cómo escapar del chisme

He aquí algunas opciones que tenemos:

1. Cambiar el tema de conversación. Dirige el foco de atención hacia el que está hablando del divorcio de Fulanito: Por cierto, ¿cómo van los preparativos para tu boda?

2. Usa el humor (sano). Aligeras la conversación y evitas que sigan dándole caña a Fulanito: Pues, con lo saturados que están los juzgados de Familia, a ver pa’ qué año le dan el divorcio.

3. Defiende a la víctima. Ya que, usualmente, quien cotillea lo hace para contar con la atención y la aprobación de otros, cámbiale la jugada: Fulanito, con lo buena gente que es. Lo ha de estar pasando muy mal, el pobre.

4. Usa un sutil reproche. Si lo anterior no resulta, puedes dejar caer que no estás a gusto en la conversación: ¿Vamos a pasar el rato hablando de desgracias? ¿Es que no hay temas más alegres?

5. Sé claro y directo. Si no queda de otra y la conversación deriva por derroteros maliciosos y desagradables, esto es buena idea: Me siento incómodo hablando de los problemas de otros, cuando no es para echarles una mano… sino para hacerlos trizas.

Como último recurso, si te juntas con amigos aficionados a despotricar contra los demás (y a ti eso no te va), considera cambiar de compañías o limitar el tiempo que pasas con ellas.

Espero que te sirva.

Imagen de Miguel Pires da Rosa


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