Si estás cansado, hundido y no encuentras la manera de seguir adelante, esto es para ti… y para mí.
Hay experiencias que son como las grandes tormentas. Las resistes. Las vas llevando. Hasta que un día pasan, como todo en esta vida.
Ese día abres los ojos y contemplas lo que ha quedado. Solo ves destrozos. Y, cuando miras hacia dentro, el panorama es el mismo: desorden, desconcierto y la frustrante pregunta:
¿Ahora qué hago?
¿Qué hago?
Te quedas inmóvil, sin saber a qué acudir primero. Algunos te observan. Quieren ayudar y no atinan a hacerlo.
Te dicen: Tienes que tirar pa’ lante, cosa que sabes. O mi favorita: Podría ser peor, una frase muy de Murphy que no consuela a nadie.
Pero aunque atinen, aunque den con palabras reconfortantes, el esfuerzo tremendo de limpiar y reconstruir nadie te lo va a quitar. Ese solo puedes hacerlo tú.
Levantar cabeza
El otro día escuchaba al profesor Jordan Peterson hablar sobre el tema. Mencionó este versículo de la Biblia:
Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. (Mateo 13:12)
La Biblia no es un libro al que yo acudo a buscar respuestas. Pero me alegré de haber dado con Peterson y su contextualización del problema.
Más o menos, explicaba que, cuando las cosas van bien, tienes más posibilidades se sumar más de lo mismo: más avances, más éxitos. El crecimiento es exponencial.
Pero, cuando las cosas van mal y tienes muy poco, las posibilidades de perderlo todo y caer precipicio abajo también aumentan. Ocurre justo lo contrario.
Si no puedes levantar cabeza, mañana es probable que sea peor.
(Vaya. Después de todo, los hijos de Murphy no van descaminados.)
¿Cómo lo haces?
Solo tienes una opción buena: invertir la dinámica despacio. Dar hoy un pequeño paso. Mañana, otro. Sumar los días que puedas, con resbalones incluidos.
¿Funciona siempre? No.
No hay garantías de que mañana comience una etapa de reconstrucción y crecimiento exponencial, como a ti te gustaría.
Pero, de todas las opciones que tienes, esa es la única que puede lograr el efecto.
A mí me ha costado mucho levantarme hoy, traerme hasta aquí y escribir esta entrada insignificante.
No es gran cosa. Pero es un punto desde donde seguir mañana. Eso espero.
¿Qué puedes hacer tú hoy? ¿Qué pequeña acción o maniobra puedes hacer por ti, para ayudarte a ir levantando cabeza?
Sea una llamada. Sea arreglar un cajón. Sea limpiar el cristal que da a la calle. Sea volver a escuchar una vieja música que solía gustarte. Lo que sea para ti, hazlo hoy.
Es una idea. Ahí queda.
Gracias por leer.
Sergio Ruiz dice
Esta página es de mucha ayuda para mi, me ha ayudado a ver la vida desde una perspectiva positiva y me gusta la biblia, deberías leer más ese libro, porque ahí está lo que Dios espera de ti para que seas feliz.
Casandra TBM dice
Muchas gracias, Sergio. Me alegro de que algo de esto te sirva. La Biblia la he leído, aunque me temo que estoy un poco ciega (espiritualmente hablando). No puedo sacarle el provecho que le sacan otras personas.
Saludos. 🙂