Te convences de que solo por esta vez vas a sucumbir a la tentación, abandonando tu racha de cumplir continuamente con una acción virtuosa.
¿Te crees cuando piensas que solo será esta vez?
Ponlo en duda. Porque, así como es difícil hacer una misma cosa todos los benditos días, es hacerla una sola vez.
En especial, si esa cosa es apetecible y sus consecuencias son manejables.
Obsérvalo alrededor.
Quien engaña una vez (y le sale bien), engaña dos. Quien se escaquea una vez, se escaquea dos. ¿Cómo? ¿Te ha dicho que es la primera vez que pasa y se ha ido de rositas? Lo hará de nuevo.
No volverá a pasar
Pero pasa. Ese cuento es viejo. No te dejes engañar por las bonitas palabras. Ni por tus excusas ni por las de otros.
Lo que pasó una vez, puede volver a pasar. Porque el precedente está ahí. Y alguien salió del brete sin lamentar graves consecuencias.
Obsérvalo también en tu experiencia.
Si hoy te quedas remoloneando en la cama. Si llegas tarde al trabajo. Si incumples un plazo. Si te saltas un paso de peatones y nadie te dice nada… puede volver a pasar.
Observa esas veces en las que has te has dicho: “solo por esta vez”. ¿A que has recaído alguna?
Naturalmente, puedes evitarlo. Puedes hacer que una vez sea eso: una vez y nada más.
El punto es que es difícil. Y que no puedes confiar solo en tus palabras, porque la tendencia es repetirlo.
Esta breve entrada es solo una toma de conciencia para hoy. Las excepciones son cosa seria. Existen pocas.
Lo que sigue es un automensaje, que comparto por si resuena contigo:
Si se te cruza la oportunidad de ejecutar una acción poco deseable, que rompa tu buena racha, no la aproveches. No hagas la excepción. Porque puede ocurrir algo grave: que salga bien.
Gracias por venir.
Imagen de Jannik Texler en Pixabay.