La tristeza de verano existe, además de porque esta emoción no discrimina ninguna estación del año, porque se dan circunstancias que propician su aparición precisamente en verano.
Veremos por qué una persona puede estar más triste en verano y qué puede hacer para manejar este estado, a fin de sacar adelante lo que se haya propuesto hacer y estar más a gusto, en general.
Personas que se sienten tristes en verano. ¿Cómo es esto?
A quienes disfrutamos con el calor nos cuesta creerlo. Nos parece ciencia ficción. Y, de ficción, nada.
Parece que el sol eclipsa cualquier pesar y no es así.
El trastorno afectivo estacional (SAD) también se observa en verano. Su incidencia es bastante menor que los números que deja en el hemisferio norte durante los meses de enero-febrero. Pero existe.
Demasiados estímulos. Muchas horas de luz y calor sofocante propician un desgaste y un hastío que no te explicas. Esta puede ser una de esas tristezas sin razón aparente.
Aparente, porque la razón siempre está ahí, aunque nos cueste asimilarla a quienes sentimos justo lo contrario.
Además, la ciencia ha confirmado también que en verano nos enfadamos más. Las altas temperaturas caldean los ánimos.
Estalla la tormenta emocional, de mano de la tristeza, de la ira o de todo junto… y la productividad también se ve afectada. Porque, por lo general, uno es más productivo cuando las emociones no están caldeadas.
¿Y te imaginas lo que ocurre cuando uno no saca adelante lo que quiere hacer? Exacto. Una menor productividad ahonda el malestar emocional.
El cambio de rutina también puede explicar la tristeza veraniega
Además de los fenómenos físicos propios de la estación, puede darse un cambio de rutina que sea la causa de la tristeza de verano.
No todo el mundo se va de vacaciones. No todos van a la piscina ni encuentran amores de verano en la playa.
Para algunas personas, la rutina de verano es más pesada, estresante, triste o aburrida que la de invierno.
- Para el estudiante que, por la razón que sea, necesita presentar exámenes al inicio del otoño.
- Para quien se encuentra solo, en contraste con el resto de meses del año.
- Para quien quiere madrugar al día siguiente, se acuesta pronto y no puede conciliar el sueño por el griterío que se escucha hasta las ene de la madrugada.
- Para quien tiene complejos físicos. En verano se usa menos ropa y aumentan los momentos donde exhibir hechuras.
- Para quien quiere irse de vacaciones y no puede.
- Para quien sufre estrecheces económicas y el verano se las hace más evidentes.
- Para el hostelero que tiene más presión de la que le gustaría. O para el hostelero que ve vacío su local.
- Para quien está esperando un trámite importante. (En agosto se paraliza casi todo por aquí.)
Conocí a un chico cuyos veranos eran muy tristes. No solo los veranos. Se le hacían largas todas las vacaciones, porque se recortaban sensiblemente sus oportunidades de diversión.
Era un chico con discapacidad que pasaba la mayor parte del día en su silla de ruedas.
En otoño, cuando hay quien rechina los dientes con disgusto por volver a sus ocupaciones fresquitas, él se alegraba justo por lo contrario: retomaba sus actividades.
Nunca calienta el sol a gusto de todos. (Refrán alterado.) 😉
Qué hacer para manejar el malestar anímico veraniego
Si ves que el malestar se sale de órbita, acude a un profesional para que diagnostique qué está ocurriendo.
Y si ves que puedes manejarlo por tu cuenta, aplica medidas que a ti te funcionen. Experimenta. Tenlas en reserva para el verano que viene, por si las vuelves a necesitar.
Podrían ser como las que siguen.
Recorta en luz y calor
Los afectados por el SAD en los meses de otoño e invierno tratan de aprovechar al máximo las horas de luz. Además, salen sus buenos ratitos a la calle para exponerse al aire y al sol.
Pues, nada. Si tú tienes el problema contrario, recorta estímulos. Intenta pasar más rato fresquito y en un ambiente más tenue.
No es broma. La terapia que aplican algunos doctores para tratar este problema es justo al revés de la de los meses de invierno.
Planea tus actividades
¿A qué vas a dedicar el verano? Piénsalo antes. Podrías ponerte alguna meta asequible, si eso te gusta.
- Leer X número de libros.
- Visitar X lugar.
- Aprender a bailar unas cuantas canciones del verano.
Asume un papel activo y decide unos cuantos buenos ratos por tu cuenta.
En el peor de los casos, aunque sigas apagado y te sientas tirando a mal, trata de añadir alguna acción interesante…
No te fuerces a estar feliz como unas castañuelas. Pero deja la puerta abierta a que te sorprendan unas cuantas alegrías durante estas semanas. Alguna, si acaso.
Mantén tus buenos hábitos
Vaya época. Esta del verano, junto a la navidad, puede hacer estragos en los buenos hábitos trabajados durante todo el año.
En la medida de lo posible, trata de no perder el control.
Intenta comer, dormir y ejercitarte lo que necesitas y le vaya bien a tu cuerpo: ni más, ni menos.
Esto es lo que hay muchas veces detrás de la tristeza y del abatimiento: el descuido de hábitos importantes.
Piensa en tu turno, que está por llegar
El refrescante otoño llegará para que algunos tomemos el relevo de la gente que se siente triste en verano.
Sí, amigo. Las primeras semanas del otoño son las más difíciles del año para mí, que soy atrapada por el SAD (entre más gente, claro).
A los del SAD del otoño nos relevarán los que se sienten peor en los meses más fuertes del invierno.
A ellos, los que sufren en primavera.
Y así es como nos vamos turnando. Intenta verlo así. Son unas semanas menos agradables, pero pasan.
Referencias.
- Mayo Clinic. Trastorno afectivo estacional.
- WebMD. Tips for Summer Depression.
- Psychology Today. Reverse Season Affective Disorder: SAD in the Summer.
Muchas gracias por leer. 🙂
Lidia Gonzalez M dice
Lecturas muy interesantes y que nos ayudan a vivir nuestra vida de manera positiva Gracias
Casandra TBM dice
Muchas gracias a ti, Lidia.
Hay mucho bueno donde elegir. Es una suerte para mí que vengas. 🙂