Muchas veces podemos elegir a las personas con las que nos relacionamos. Otras, no. Es el caso de la familia política o de los compañeros de trabajo, por ejemplo.
Imagina que hay una persona que no te cae nada bien y, a pesar de eso, tienes que convivir con ella. ¿Cómo lo llevas?
Pintemos el decorado…
Pepita es una mujer que suele caer bien a la gente, pero yo no la soporto. Es escandalosa y eso me saca de mis casillas. Aunque lo que llevo peor es esa dejadez suya en el trabajo. ¡No podría ser más vaga e irresponsable aunque entrenase!
No trago a Pepita. ¿Qué hago para soportarla?
Si Pepita es mi compañera de trabajo y (gracias al cielo) no la tengo que soportar más allá de ese tiempo, lo suyo es que le quite drama al asunto.
La trato educadamente, manteniendo la distancia y separo a Pepita de mis emociones y de mi vida personal. Ya está.
Pero, claro… Esto es difícil. Porque a mí ya me rechinan los dientes sólo con verla aparecer por las mañanas. Y me muero del estrés cuando me dice que el trabajo estará listo en media hora y, a falta de cinco minutos, todavía está charlando en los pasillos.
No puedo evitarlo. Me quejo de Pepita contigo una y otra vez. Sé que no gano nada, pero necesito desahogarme.
Aunque lo peor es que Pepita ha captado que me cae como una patada y, obviamente, ahora le caigo yo a ella como patada y media. Con lo que el ambiente cada día está peor.
Nos tratamos lo justo. Y, a la hora de echarnos una mano, olvídate. Yo la dejo que se las arregle como pueda y ella hace lo mismo conmigo.
Si nos llevásemos bien, trabajaríamos mejor, más a gusto y estaríamos más contentas. ¿Sería posible acercarse a este punto?
¿Por qué me cae tan… pero que tan mal?
Sí, he dicho que veo a Pepita escandalosa e irresponsable. ¿Y cómo es que no puedo con estas características?
Digo, conozco a personas con otras cualidades con las que no sintonizo, pero a esas personas las soporto y a Pepita, ni en pintura.
¿Por qué me molesta ella tanto?
¡Vaya fastidio! Resulta que esa parte vaga y chillona de Pepita no la soporto porque yo trato de vencer u ocultar ese lado oscuro de mi persona y, cuando la veo a ella, me lo encuentro en las narices. Termino reconociéndolo (porque es el caso) a regañadientes.
Y, si ya es difícil reconocer esto, imagínate lo difícil que es aceptarlo. Porque, para poder soportar a Pepita, antes tengo que soportarme a mí misma y aceptarme como soy.
No hay de otra. Para que Pepita no me saque de mis casillas, he de asumir que una parte de mí es vaga y escandalosa.
Ahora recuerdo algunas ocasiones en las que yo me he comportado de modo indolente o he montado un show por cualquier nimiedad. Sí, he actuado a veces como una Pepita de la vida, aunque ahora trate de ir por otro camino.
Si puedo hacer esto, no sólo comenzará a chirriarme menos la mencionada Pepita, sino que comenzará a caerme bien más gente. Porque la tolerancia siempre comienza por uno mismo.
Inspirado en: What to Do When You Have to Work With Someone You Don’t Like (Harvard Business Review)
Imagen de kevindooley