Tu relación con este amigo manipulador (o amiga) es fuente de estrés y malestar.
Y ya has aguantado bastante. Llegaste al límite de las críticas negativas, los reproches, los chantajes, los abusos…
Hasta este día, adoptaste una actitud compasiva. (Pobrecito. En el fondo, es buena persona.) Dialogaste con él/ella para aclarar distintos asuntos y le pediste una mayor consideración hacia ti.
Pero tus intentos no funcionaron. La relación sigue siendo destructiva para ti. Y es que, para que cambien las amistades de este tipo, se necesita el cambio de las dos personas involucradas (no sólo el tuyo).
Visto el panorama, decides por tu salud y bienestar mental, cortar la relación con este amigo tan dañino. La pregunta es: ¿cómo se hace eso?
La cosa no es tan fácil. Al amigo no le hará gracia perder la relación que tiene contigo, si está obteniendo lo que quiere. Así que él/ella, tal vez, tire de ti usando las riendas de la culpa.
O, quizás, tires tú de las riendas por tu cuenta: Qué mala persona soy por darle de lado… ¿Mala persona? ¿Por no consentir más abusos? ¿Por liberarte de una relación que te hace daño?
1. Deja la culpa a un lado
Ésa es la primera sugerencia. Ya has visto que la relación sigue igual o peor. Tu amigo/a no quiere cambiar y tú no te mereces una “amistad” así.
Escucha a esa vocecita en tu interior (la del sentido común), que te dice que pongas distancia y dediques tu tiempo y energía a relaciones más sanas.
2. Espacia los encuentros con el amigo manipulador
Poco a poco, pon distancia entre tú y él/ella. Participa en actividades con otras personas. Tarda un poco en devolverle las llamadas o los mensajes. Ve retirándote.
Quizás, él/ella se vaya “aliando” con personas que le hagan más caso. Así, los dos salís ganando.
3. Guarda la compostura
Es preferible que no cotillees a espaldas de este amigo, comentando lo mal que se porta contigo para poner a los demás a tu favor. Ellos no pintan nada aquí. El asunto es entre tú y él/ella.
Si te lo encuentras y la situación se presta, sé cordial: saluda, participa en una conversación ligera con él. No hay necesidad de montar dramas.
4. Corta por lo sano
Si el drama es inevitable o no queda más salida, habla con él/ella y dile que no vas a seguir con la amistad. Pídele que no te llame; que no te busque.
Si temes que te monte una escena, ten esa conversación por teléfono. Evita hacerlo en un mensaje escrito, para que la situación quede clara.
¿Estás en una de éstas? Ánimo. Porque, por fácil que se describa el proceso, vivirlo es otra historia.