Fronteras saludables: ¿A quién dejas entrar en tu intimidad?

Cada uno de nosotros tiene un espacio íntimo, reservado para personas que conocemos y en quienes confiamos. Ésas son las fronteras saludables a las que nos referimos.

Las personas que conocen y protegen sus propias fronteras son las menos propensas a saltarse las de otros, invadiendo su intimidad. Respetan su espacio y respetan el espacio de las otras personas.

¿Qué ocurre cuando alguien que apenas conocemos pretende entrar a toda costa en nuestro espacio íntimo?

¿Y qué ocurre cuando somos nosotros los que violamos nuestras propias fronteras?

frontera personal

Hoy hablamos de 4 conductas que vulneran los límites; los nuestros o los de la otra persona.

1. Contarlo TODO

Quien se acerca a otra persona que apenas conoce y le cuenta todos los pormenores de su intimidad está violando fronteras: las suyas y las de quien tiene en frente.

(A menos que el encuentro consista en que ambas personas se desnuden emocionalmente.)

Es natural que quien escucha esa información tan íntima pueda sentirse incómodo o, quizás, aburrido, porque no le importe lo más mínimo.

No es sorprendente en este caso que “el invadido” trate de zafarse de la conversación lo antes posible, ¿verdad?

2. Forzar la intimidad… a la brava

Aquí tenemos al recién conocido que trata de convertirse en íntimo en tiempo récord, pasando por alto que se necesita generar una relación de confianza antes de dejarle pasar al otro lado.

¿No es lógico que “el invadido” trate de distanciarse?

3. El amor a primera vista

¿Cómo vas a amar perdidamente a alguien que apenas conoces?

He aquí otro error peliculero: Confundir el amor con lo que puede ser necesidad de atención, de intimidad y de cariño.

¿Y lo de caer rendidamente enamorado sólo porque alguien te escuche o te haga algo de caso? Más de lo mismo.

Las personas que tienen esas carencias son más proclives a caer en el espejismo del “amor”. Y éste, el auténtico, sólo nace del respeto (a sí mismo y al otro), del conocimiento y de la confianza.

4. Ser absorbido por la vida de otro

Es el error que comete quien deja de prestar atención a sus asuntos, ignorando incluso lo importante, para centrarse en el otro, preocupándose en exceso por su vida.

¡Claro que hay que prestar atención a los otros!, pero con equilibrio. Porque, si enfocamos nuestra atención únicamente en “el otro”, estamos descuidando nuestra propia vida y eso no es sano.

Y hasta aquí los apuntes sobre el “espacio íntimo” y sus fronteras, con los que hemos aprendido algo más gracias a PsychCentral. 😉

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2 respuestas a «Fronteras saludables: ¿A quién dejas entrar en tu intimidad?»
  1. Uff yo soy de las que les cuesta abrir la frontera, antes tienes que pasar por aduanas y que vea que todo está correcto. Cuando era más pequeña me abría a todo el mundo, pero una vez cometí el error que especificas en el último punto. Lo pagué caro ya que cuando me di cuenta de que me estaba descuidando por prestar demasiada atención a esa persona me alejé sin dar motivos y ella, que por aquel entonces dada esa relación era una de las personas más importantes de mi vida, dejó de hablarme y me dijo unas palabras muy feas. No se lo tengo en cuenta porque la culpa fue mia, nunca debí anteponer su vida por delante de la mía. Si a un niño le das un caramelo todos los días y de pronto un día se lo quitas es normal que se enfade :S.

    Un besazo y perdón por el tostón que me ha salido ejjeje

    1. TBM – Casandra

      Nada de tostón. Gracias a ti por compartir la experiencia y por explicarla tan bien. Yo también pasé por situaciones así, pero uno va aprendiendo. A veces se aprende con tropezones que duelen un poco, pero ahí queda la enseñanza. 😉

      Besotes!!