Hoy, al menos hoy, vas a liberarte de tantos miedos y dudas que se han multiplicado con el tiempo.
Miedos que han invadido tu espacio hasta rodearte ocultando la luz y haciéndote creer que tu destino era permanecer atrapado en un rincón oscuro.
Tu destino no es ése, por más que te hayan susurrado al oído que no merecías algo mejor.
Aunque te lo hayas terminado creyendo; aunque estés al borde de la resignación: Ése no es tu destino.
Ni los miedos son tu verdugo ni tú eres la víctima. Simplemente, permitiste que las sombras no te dejaran ver más allá.
Creíste que era cierto todo eso que te dijeron ciertas personas: Que no eras lo suficientemente bueno; que eras feo, estúpido, gordo o raro.
Te acostumbraste tanto, que no volviste a cuestionar qué había de verdad en su mensaje.
Y los miedos fueron creciendo avivados por la falsa idea de que no merecías algo bueno, algo grande.
Pero hoy te atreves a acallar los miedos, a dar unos pasos para salirte del círculo de sombras. Y, cuando lo hagas, vas a descubrir que la realidad es otra.
Deja que te rodee la luz por unos instantes.
Contémplate lejos de esas sombras para admirar tu verdadera esencia. Encontrarás una imagen distinta: Tú mismo, sin toda esa oscuridad encima. Tú, más real, más auténtico.
Ese descubrimiento hará que decidas que no mereces vivir rodeado de sombras. Mereces libertad, salud, amor, prosperidad… Mereces luz.
Sí, mereces algo bueno, algo mejor. ¿Por qué no te das cuenta hoy mismo? ¿Qué te impide despegarte un rato de las sombras?