Una idea muy atractiva surge en tu camino, en forma de objetivo, proyecto, negocio, curso, relación… Es una oportunidad que puedes tomar o dejarla pasar.
Piénsalo bien. Porque, aunque la oportunidad suene interesante, para aprovecharla has de invertir tiempo, energía y quizás otros recursos en ella. Considera hacerte estas preguntas antes de lanzarte:
¿Vas a dejar a medias otro asunto importante?
Si te has dedicado a conciencia a otra actividad y la nueva oportunidad supone dejarla sin terminar, tal vez no es lo más conveniente que te lances.
Ya, ya… Las novedades siempre son atractivas y quizás tú estás un poco harto de este proyecto actual. Pero piensa que lo mismo puede pasarte dentro de un tiempo con lo que hoy es novedad.
Al final, esto puede derivar en el hábito de empezar muchas cosas y no terminar ninguna.
A tu criterio queda. Sólo dale una pensadita al tema, para no tomar la decisión por impulso.

¿No dejas nada a medias?
Genial. La oportunidad se presenta en un momento en el que puedes embarcarte en ella. No obstante, podrías plantearte otras cuestiones:
1. ¿Esta oportunidad va en consonancia con los (grandes) objetivos que tú tienes? Puede que sí y puede que no.
Por ejemplo, imagínate un trabajo donde te ofrecen un sueldazo, pero a costa de echar más horas que un reloj. Si una de tus prioridades vitales es tener mucho tiempo para compartir con tu familia-amigos, esta oportunidad –para ti– no es tan buena como parece.
Si la oportunidad supone que rompas con lo que es prioritario para ti (sea lo que sea), también es para pensárselo.
2. ¿Tienes los recursos necesarios para invertirlos en esta oportunidad?
Dependiendo de la acción que suponga, necesitarás tiempo, energía, dinero, concentración, etc. Has de estudiarlo para no quedarte corto. Si no, de poco sirve que te lances.
3. ¿Estás dispuesto a trabajar duro?
¿Dispuesto a luchar, a renunciar a otras cuestiones, a seguir a piñón fijo incluso cuando decaiga el entusiasmo?
Porque una cosa es que a ti te suene bien la oportunidad o que los que están alrededor te estén diciendo que es una buena idea que te lances. Y otra es que tú estés verdaderamente dispuesto a hacer lo que haga falta para que se concrete.
En caso de que NO respondas afirmativamente a esas tres preguntas, la oportunidad, por bien que suene, no llega en un buen momento. Tampoco es tan grave dejarla pasar o aprovecharla más adelante.
Por ahora, quizás está bien que sigas tu camino y digas que NO a esta novedad. Todos lo hemos hecho alguna vez. Hemos dicho NO a cosas buenas, para decir SÍ a cosas mejores. ¿Tú no?