Se acerca una temporada de compras. ¿Has hecho tus planes? ¿Has puesto tus ojos en un artículo caro? ¿Te ves tomando buenas decisiones en este menester?
Con esa finalidad, la de acertar con las compras, recopilamos estas preguntas que a ti y a mí nos conviene hacernos ANTES de abrir la cartera o usar la tarjeta.
Preguntas que hacerte ANTES de comprar
¿Me hace falta este artículo?
¿Tengo otro en casa que me pueda servir para lo mismo? ¿Quiero tener éste por la publicidad o por haber visto que Fulanito lo tiene?
Es útil diferenciar una necesidad de un capricho. Y no pasa nada porque sea lo segundo, ya que es natural querer darse un capricho de tanto en tanto.
El asunto es ser consciente de porqué compras. Así, en caso de que no sea una necesidad, puedes darte un tiempo para meditar la compra o para comparar entre distintas opciones o artículos similares.
¿Voy a usarlo?
Piensa en los cambios positivos que ese producto aportará en tu vida. ¿Te ves aprovechando el precio que vas a pagar por él? ¿Cuándo vas a usarlo?
¿Qué pasaría si no lo compraras? ¿Cómo te las arreglarías sin él? Si tu respuesta es que podrías vivir estupendamente sin usar ese artículo, quizás no te haga falta seguir leyendo esto.
¿Cuánto me cuesta realmente?
Piensa en el tiempo y esfuerzo que lleva juntar el dinero que se necesita para la compra. ¿Cuántas horas de trabajo harían falta para reponer el precio que vas a pagar? ¿En cuánto tiempo lo vas a reponer?
Piensa en los gastos que se deriven de la compra. ¿Necesita mantenimiento ese artículo? ¿Dónde lo vas a guardar?
¿Va a provocar compras sucesivas? Como has podido comprobar, hay compras que se encadenan. Ejemplos: Cuando compras un traje y, después, accesorios que vayan a juego. O cuando compras una bici y le siguen la cesta, el casco, etc.
¿Me va a dejar en una situación delicada esta compra? Delicada, por el estrés de las estrecheces de dinero, si es el caso. Considera también lo que vale tu paz mental.
Una vez más, la idea es que compres con cabeza. El disfrute no disminuye cuando reflexionas sobre tus decisiones. Al contrario, al ser más consciente de porqué, para qué y cómo compras, eres más libre.
Y, si te equivocas (como yo), bien está por todas las veces que aciertes; que serán más que si compras a lo loco, dejándote influir por la publicidad, las modas o la gente.
Te invito a que nos apliquemos con esto. Compremos con cabeza.