Las probabilidades de tomar buenas decisiones disminuyen cuando estás cansado o hastiado de lo que te rodea. De ahí la importancia reponer energías.
La fuerza de voluntad podemos considerarla como un músculo (según Roy Baumeister), que necesita períodos de entrenamiento, pero también de recuperación.
Si NO se respetan los períodos de recuperación y NO se reposta energía, el músculo deja de funcionar cuando más lo necesitamos.
¿Cuándo lo necesitamos? Muy a menudo. A lo largo del día estamos tomando decisiones, sobre lo que vamos a hacer o sobre lo que no nos interesa hacer.
Conforme pasan las horas, la reserva de energía disminuye, a no ser que hagamos algo para recuperar fuerzas.
La idea general es que nos conviene dosificar la energía para emplearla en lo más importante e ir repostando periódicamente para no quedarnos a cero.
¿Ideas concretas? Podemos apuntar éstas
- Duerme y come lo que necesitas. (La básica y primordial.)
- Toma decisiones por anticipado y/o elimina decisiones cotidianas de la lista, para reducir la fatiga.
- Cuando lo consideres oportuno, evita tentaciones o situaciones en las que necesitas un empleo extra de fuerza de voluntad, en lugar de exponerte a ellas.
- No abarques en exceso. Ten lista la palabra “No” para utilizarla antes de abusar de tus fuerzas.
- Si se da la posibilidad, delega tareas o funciones en otras personas, para no tener que estar pendiente de cada detalle.
- Haz huecos en la agenda para divertirte y pasarlo bien.
- Programa descansos para reponer fuerzas durante las tareas largas.
- Programa descansos más largos para recuperarte después de un tiempo de esfuerzo continuado.
- En caso de verte ante una decisión importante, revísala y posiciónate cuando estés descansado.