La mayoría de las personas valoran los momentos que pasan a solas. Lo que nos diferencia es que unos necesitamos períodos más largos de soledad y otros, más cortos.
Si te parece, repasemos buenos motivos por los que pasar un rato a solas contigo mismo. El que tú quieras. El que te pidan la mente y el cuerpo.
La soledad deseada es un placer y tiene otros beneficios. A ver si te convencen estas razones para disfrutarla.
1. Para desconectar.
La soledad supone un descanso saludable. Es una pausa que te alivia del exceso de estímulos.
2. Para recuperar energías.
En esos momentos de desconexión se repara el desgaste producido por la rutina. Repones fuerzas físicas y también las reservas de calma, de autocontrol.
3. Para escucharte a ti mismo.
Reflexionas sobre lo que has hecho un día cualquiera o en toda una etapa. Haces un recorrido sobre lo que piensas, lo que sientes o lo que necesitas.
La soledad, de manos de cierta paz interior, es buena aliada para hacer este repaso y aclarar ideas.
4. Para concentrarte.
Concentrarte en una actividad complicada, que requiere de toda tu atención para sacarla adelante. O concentrarte en una actividad muy divertida, que aprovechas con tus cinco sentidos.
5. Para crear.
Se te ocurren muchas ideas cuando estás solo. Al haber menos estímulos que atender, tu cerebro puede aprovechar esos momentos para atar cabos y… ¡Eureka!
6. Para ser más productivo.
Más productivo, en aquellos procesos del trabajo y del aprendizaje que se realicen mejor de manera autónoma. Puedes avanzar a tu ritmo, a tu estilo, según tu criterio.
Eso no quita que haya trabajos y aprendizajes que cunden más cuando se comparten con otras personas. Esos también tienen su momento.
7. Para primar la calidad en las relaciones.
En este punto nos vamos a diferenciar, porque entran en juego los valores y prioridades de cada quien.
Cuando estás solo, no hay nadie que te escuche o que te abrace. Es verdad. Pero tampoco hay nadie que te maltrate o te llene la cabeza de basura.
Por mi parte, prefiero una interacción positiva y constructiva para ambas partes. O, si no, estar sola. Eso es menos dañino (para mí) que una compañía tóxica.
8. Para crecer en autonomía e independencia.
Todos nos necesitamos. Incluso somos dependientes de los demás en algunos momentos o etapas de la vida.
Esa colaboración no es obstáculo para que cada uno, en la medida de sus posibilidades, resuelva sus problemas o tome decisiones por cuenta propia; para que lleve a cabo sus proyectos, sin temor a la desaprobación del entorno.
La soledad deseada es una parcela donde aprendemos a superar miedos de este tipo y a apoyarnos unos a otros sin atarnos mutuamente.
9. Para apreciar a las personas con quienes compartes la vida.
Basta con que te alejes un rato de lo que más aprecias en el mundo, para que seas más consciente de lo importante que es.
10. Pasar un rato a solas para ser feliz, sin más.
Es un rato (unas horas o minutos) en el que eres libre para bailar o para poner lo que gustes en la tele. Un rato que se suma a otros buenos momentos del día.
Lo que has leído es la perspectiva de una persona que pasa mucho tiempo a solas. Una persona introvertida que vive a un ritmo diferente y que no está aislada, ni amargada, ni deprimida.
Las personas extrovertidas prefieren más estimulación, más vidilla. Aun así, unos ratitos de soledad les caen de perlas, para descansar y ordenar ideas (según me han comentado mis extrovertidos favoritos).
Se trata de que cada uno encuentre su dosis de soledad. ¿Cuál es la tuya? ¿Disfrutas de ese tiempo?
Me imagino que no lo disfrutas si la tuya es una soledad no elegida y, por tanto, dolorosa. Ese es otro tema. Aquí lo tienes: Cómo liberarte del dolor de sentirte solo.
Imagen: Giampaolo Macorig cc