Estar agobiado, casi hasta la asfixia; contemplar la vida teñida de marrón, sin lunas ni soles; verse incapaz de seguir; estar a punto de tirar la toalla o incluso con el pensamiento loco de hacer un nudo con ella…
¿Suena dramático? ¡Es una crisis!
Hasta las personas más hiper-tranquilas, ésas que parece que por sus venas circula sangre de nabo, atraviesan sus crisis.
Pero, como ya hemos enfocado el tema desde la mesura, hoy lo haremos desde el drama y la pasión.
Hay que reconocer que, en ciertos momentos de la vida, la pasión es la guinda del pastel, pero en otros se convierte en una granada de mano sin anillo de seguridad.
A lo que vamos: ¿Cómo salimos de este barrizal inmundo y llegamos a terreno firme?
1. Dosifícate
Deja de quemarte, acusarte, lamentarte y fustigarte como a un caballo cansado.
No puedes moverte ahora más deprisa, ¿y qué? Asume que vas a salir del hoyo. Enfurruñarte y berrear hasta desgañitarte, sólo hará que pierdas tiempo y energía.
Instaura la calma en tu reino del caos. Eso, lo primero.
2. Mueve un pie y luego, el otro
Una vez calmado y con las contadas energías que te quedan a tu disposición, sólo hay que dar pequeños pasos.
A ti te parecerán ridículos, desesperantes y lentos al principio, pero estás avanzando y eso lo notarás cuando vuelvas la vista atrás después de dar unos cuantos. Ningún paso es insignificante.
3. Aférrate a la motivación
La motivación llega como el equipo de ayuda de emergencia, que te lanza una cuerda para que la empuñes y tires. Así costarán menos los primeros pasos.
¿Y dónde está la motivación? Búscala a tu alrededor o dentro de ti; genérala, constrúyela, invéntala…
Si se puede construir una queja, una excusa u otro argumento para regodearse en el fango, es que se tiene la imaginación suficiente como para encontrar lo contrario: un estímulo, una razón para salir de él.
4. No dependas sólo de la motivación
Como hemos dicho, la motivación inicial sirve para ayudarte a salir de ahí, como la grúa que mueve un vehículo atascado en el fango.
Por supuesto, supone una ayuda invaluable y necesaria para todos. Pero hace falta algo más para alejarse del agujero éste.
Nos referimos a los hábitos, esos puntos de apoyo, que harán que no nos volvamos a atascar el día en el que la motivación esté más desgastada.
En definitiva, no bastan las ganas de querer salir del fango, la determinación y el impulso inicial. Amigo, hay que trabajar, para mejorar o aprender aquello que se necesita en el camino.
Dependiendo del lugar u objetivo al que te dirijas, el entrenamiento será uno u otro. Pero su práctica constante hará que no necesites que cada día venga una grúa a rescatarte.
5. Cuando no sepas si llorar o reír, ríe
Te consta que todo lo anterior va a ser un proceso duro, épico y puede que al comienzo de la sensación de ser algo más difícil que dejarse hundir.
Puede que acabes de fango hasta las cejas o que te sientas perdido, ridículo y más desorientado que una cabra en un vestuario masculino después de un partido de fútbol.
Aparece una risa nerviosa, puede que crispada y ya no sabes si salir, si entrar; si quedarte inmóvil o embestir a saco; si reír o llorar…
Pues, si no lo sabes: ¡Ríe!
Y sigue adelante con los cuernos la cabeza en alto.
Inspirado en: 5 Ways to Keep Going When Things Get Dirty, Muddy, and Downright Painful, que no tiene mucho que ver con lo anterior (sobre todo por lo de la cabra).
Imagen de *~Dawn~*
Comentarios
3 respuestas a «5 Ideas para salir adelante, cuando estás harto, fastidiado y lleno de… fango»
Muchas veces confundimos el fango con arenas movedizas…pensamos que lo mejor es continuar quietos porque si nos movemos podríamos hundirnos más. Creo que este post puede ayudar mucho a esas personas que están pasando un mal momento y quieren salir pero no saben cómo.
Quizá el fango nos haya manchado la piel, pero no dejemos que nos manche la motivación (que poética estoy hoy jejejje).
Un besazo
Muy poética, sí. También, desparramando actitud positiva, que nos viene genial por estos barrios. 😀
Gracias, Alba.
Besos!!