Muchos de nuestros objetivos en esta vida nos van a exigir esfuerzo, paciencia y constancia, especialmente después del inicio de los mismos, cuando tenemos aún por delante un largo camino que recorrer.
Cuando comenzamos con un proyecto, la ilusión y las expectativas pueden hacer que nos encaminemos adecuadamente.
Sin embargo, una vez metidos en faena, mantener la motivación no es fácil por lo que hemos dicho. Al levantar la vista vemos todo lo que nos queda por delante y puede resultarnos abrumador.
El camino no se hace en un día
Celebrar los pequeños pasos nos ayuda a no perder la motivación, pero esto no es fácil.
Que se lo digan, por ejemplo, a alguien que tiene que estudiarse setenta temas para un examen y lleva sólo dos… O, quizás, a quien tiene que perder mucho peso para mejorar su salud y apenas si ha rebajado unos gramos.
Como si tuviéramos que escalar una enorme montaña y apenas nos distanciamos unos metros del suelo… ¿Merece la pena celebrarlo?
Claro que sí.
El único modo de alcanzar algunos objetivos es precisamente ése: dando pequeños pasos.
Puedes elegir entre levantar la vista y cansarte prematuramente por todo el esfuerzo que aún te queda por hacer.
O celebrar el que hoy has realizado, que, sin duda, va a ser tan importante como los pasos que des en el tramo final, porque sin el paso que has dado hoy… no llegarás a los siguientes.
Hemos de sentirnos satisfechos con el pequeño trayecto que recorremos cada día. Nos debemos ese reconocimiento, ¿no crees?
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5 respuestas a «Celebrando los pequeños pasos»